El 11 de noviembre de 1951 alrededor de 3,5 millones de mujeres votan por primera vez en elecciones presidenciales en Argentina. Esto fue posible gracias a la enorme lucha de un grupo de mujeres que trabajaron por la igualdad de derechos, entre las cuales se encuentran Alicia Moreau de Justo, Cecilia Grierson y María Eva Duarte de Perón.
En estas primeras elecciones en que las mujeres votaron fue reelecto Domingo Perón como presidente del país. También son recordadas por la rechazo de Evita a aceptar la candidatura a la vicepresidencia.
El camino hacia la sanción de la ley de sufragio femenino
Cinco año antes, la Cámara Senadores aprobó el proyecto de ley. Fue el 21 de agosto de 1946 y recién el 9 de septiembre del año siguiente la Cámara de Diputados hizo lo mismo. Días más tarde, el 23 de septiembre de 1947, se promulgó la Ley 13.010. Ese día, una multitud celebró la promulgación en Plaza de Mayo y Eva Perón regaló uno de sus discursos más recordados: “Recibo en este instante de manos del Gobierno de la Nación la ley que consagra nuestros derechos cívicos. Y la recibo, ante vosotras, con la certeza que lo hago en nombre y representación de todas las mujeres argentinas, sintiendo jubilosamente que me tiemblan las manos al contacto del laurel que proclama la victoria”.
A partir de la sanción del voto femenino, las mujeres pudieron empadronarse y obtener la Libreta Cívica, documento que daba cuenta de su condición de ciudadanas de la república. Hasta ese momento, la única documentación con la que contaban era la partida de nacimiento. Mientras, los varones tenían su Libreta de Enrolamiento que utilizaba los registros militares de enrolamiento en el servicio militar obligatorio. Como consecuencia, un año después de sancionada la ley, se creó el Registro Nacional de las Personas.
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Aunque ahora parezca extraño, las mujeres tenían vedadas las posibilidades de votar y de ser elegidas para desempeñar cargos públicos. La sanción de esta ley implicó un reconocimiento a sus derechos civiles y un paso más para alcanzar la igualdad. La gran impulsora de esta ley fue Eva Duarte.
Hasta ese día regía la conocida Ley Sáenz Peña que, si bien constituyó un gran avance para terminar con el fraude electoral de aquel entonces, proponía una visión patriarcal del voto, en consonancia con el clima de época. Los únicos habilitados para votar eran los varones, mayores de 18 años nacidos en Argentina.