Los dichos populares suelen tener orígenes desconocidos. En esta nota te contamos de dónde viene la frase "Al pan, pan y al vino, vino".
"Al pan pan y al vino vino" es una frase que se suele usar para hablar de la sinceridad y la transparencia en todos los ámbitos de la vida: relaciones de amistad, laborales, de pareja, entre otros.
Cuando una persona la utiliza, lo que busca es señalar que no quiere rodeos ni eufemismos, sino la verdad directa, para evitar ocultamientos.
Esta expresión viene de los tiempos de Martín Lutero, Ulrico Zuinglio y Ítalo Calvino. Ellos discutían sobre la eucaristía y sobre si estos alimentos eran sustanciales o representaban al cuerpo y a la sangre de Cristo. Zuinglio llegó a la conclusión de que solo son símbolos del cuerpo y sangre de Jesús.
Durante la Guerra Civil Española, se popularizó el refrán: los ateos descreían de que simbolizaran más que comida y le daban el mismo uso que tiene en la actualidad: hay que llamar a las cosas por su nombre.
La frase significa que hay que llamar a las cosas por su nombre y que las personas deben expresar la realidad de lo que piensan. Si se la piensa literalmente, quiere decir que hay que llamar a cada elemento por su nombre.
El refrán popular destaca el valor de la franqueza del discurso y la valentía de decir la verdad, ya que mientras más tarde una persona en ser honesta, más difícil será aclarar las cosas en un futuro.
El refrán tiene algunas variantes como, por ejemplo: “Al pan, pan, al vino, vino, y al gazpacho con pepino”.
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