Amalia Pesce estudió en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires. Obtuvo su título en 1936 y se convirtió en la primera mujer que se recibió de veterinaria en Argentina.
Su paso por la institución fue complejo. El libro "Cien años de enseñanza" relata que se ganó el respeto de sus compañeros "a fuerza de simpatía" e incluso que un profesor se negó a tomarle el examen final "porque no quería ser él quien aprobara el egreso de la primera mujer".
Para poder convencerlo, un ayudante de cátedra lo "engañó" diciéndole que a la joven todavía le faltaban algunas materias para terminar su carrera. De esta forma, Amalia logró su cometido: recibirse.
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Dedicó su carrera profesional al estudio de la microbiología, los sueros y las vacunas. Ocupó un cargo en la Sección Patología Animal del Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación y creó el primer laboratorio de anaerobios. Además, trabajó en el servicio de anaerobios del INTA Castelar.
En 1986 falleció de neumonía. Sin embargo, su legado y su lucha están más vivos que nunca.