Abrió sus puertas en 1924, sobrevivió a la construcción de la Avenida 9 de Julio y en la actualidad es identificado como un edificio de departamentos.
Al caminar por el barrio porteño de Retiro, en la zona de antiguas mansiones próximas a la Plazoleta Carlos Pellegrini, es posible detectar en una esquina al famoso Palacio Atucha.
Aunque no es la propiedad más grande de la zona y nunca se convirtió en una embajada, como ocurrió con muchos palacios cercanos, esta vivienda es muy llamativa por su historia y diseño.
Entonces, a pesar de que se camufla entre los árboles y no está abierto al turismo, está claro que el Palacio Atucha es una de las construcciones más emblemáticas de la ciudad.
Tras adquirir el terreno ubicado en la intersección de la calle Arroyo con la Avenida Alvear, el matrimonio integrado por Jorge Atucha y María Teresa Llavallol se sumergió en la búsqueda de un arquitecto que dirija la construcción de un palacio lujoso.
De esta manera, la pareja se contactó con el arquitecto francés René Sergent que, a pesar de no viajar nunca a Buenos Aires, aceptó la obra en 1916 y al poco tiempo comenzó su construcción.
El objetivo era edificar una propiedad de grandes dimensiones, que se distribuya en cuatro niveles, identificados desde la vía pública a través de los enormes ventanales que aún sobreviven.
Luego de ocho años, el Palacio Atucha se inauguró en 1924 y automáticamente se sumó a la lista de residencias que tenían Jorge Atucha y María Teresa Llavallol. Pero, en este caso, no la conservaron durante mucho tiempo.
Sucede que esta mansión, que luce una “expresión de un clasicismo depurado” en su arquitectura, se convirtió en una empresa en 1943.
Y, con el correr de los años, los herederos de Atucha y Llavallol tomaron la decisión de subdividir las instalaciones en propiedad horizontal, con el objetivo de inaugurar departamentos de lujo y venderlos a particulares, a partir de 1950.
La buena noticia es que, a pesar de utilizar el lugar con diversos fines, sus nuevos propietarios decidieron conservar la fachada original, que permanece intacta a un siglo de su construcción.
Un dato no menor es que René Sergent, el arquitecto francés que diseñó el Palacio Atucha, es recordado en nuestro país por la cantidad de edificios en los que intervino.
Es decir que el profesional, que vivió 62 años, no solo dirigió la construcción de edificios en Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Inglaterra y Estados Unidos, sino que también se le adjudica las siguientes obras en Argentina:
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