Fue diseñado en 1841 por uno de los arquitectos que participó en la construcción de la Basílica de Luján y, aunque han pasado 182 años, sigue en la misma familia.
El Castillo de Naveira es una de las mansiones más curiosas y glamorosas de Buenos Aires. Y, como era de esperar, está vinculado a una historia familiar muy interesante, que se remonta al año 1841.
Según los registros, este castillo de Luján solo estuvo en manos de dos familias que, con el paso del tiempo, se unieron mediante matrimonio. Es por eso que, en la actualidad, la enorme casa sigue en manos de uno de sus descendientes.
En conclusión, el Castillo de Naveira es una construcción muy atractiva de Buenos Aires, digna de conocer en algunos de los pocos recorridos guiados que se organizan al año.
Tras iniciar su construcción en 1841, el Castillo de Naveira inauguró al poco tiempo y su primer propietario era Enrique Beschtedt, quién se mudó al establecimiento con su hija Irene y lo bautizó con el nombre “San Enrique”.
Sin embargo, la historia de esta mansión es impactante desde los cimientos, ya que su diseño estuvo en manos de Ernesto Moreau: uno de los nueve arquitectos que trabajaron en la construcción de la Basílica de Luján.
Ahora bien. De regreso a la historia de sus propietarios, la siguiente familia en vivir allí fue la de Irene Beschtedt, quien se casó con Domingo Fernández y tuvo nueve hijos.
Sin embargo, en 1913 el Castillo de Naviera se vendió a Matilde Golpe Brañas de Naveira, quien se mudó con su hijo José e impulsó una serie de remodelaciones en las instalaciones.
Es decir, motivada por el fanatismo de la arquitectura gótica que tenía su hijo, Brañas de Naveira aceptó la propuesta de renovar el estilo de la mansión, cambiarle el nombre a “San José” y ampliar la mayoría de sus habitaciones.
Con el correr de los años, José Brañas de Naveira conoció a Elina Fernández Beschtedt (hija de Enrique, el primer propietario) y decidieron casarse en 1922.
Por lo tanto, gracias al matrimonio, la primera familia que habitó el Castillo de Naveira se unió a los segundos propietarios. Y, de esta manera, dieron lugar a una descendencia que se extiende hasta la actualidad.
Entonces, a 182 años de haber iniciado la construcción, Alfonso Rodrigo, hijo de José y Elina, se anuncia como el heredero de la mansión que permaneció durante un siglo y medio sin recibir turistas.
Debido a la belleza medieval del Castillo de Naveira, miles de personas han solicitado realizar un paseo guiado por su interior para conocer la historia de sus propietarios y apreciar la belleza del paisaje.
Sucede que, además de la estructura centenaria, el predio de la mansión también es muy atractivo gracias a la enorme cantidad de árboles, que fueron plantados por el paisajista Augusto Flamant (oriundo de Bélgica) hace más de 100 años.
Sin embargo, a pesar de los múltiples espacios emblemáticos que hay en lugar, la familia decidió mantener las puertas cerradas durante un extenso periodo.
Pero, según algunos medios de comunicación y fanáticos de los castillos, los actuales propietarios del Castillo de Naveira habrían iniciado un nuevo capítulo en su historia, al permitir el ingreso de turistas mediante visitas guiadas breves y muy reducidas.
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