Un grupo de investigadores de la facultad de Exactas de la UBA demostró que es posible eliminar las vinchucas que se encuentran en los hogares de la provincia de Chaco, las cuales tienen el parásito principal que causa la enfermedad de Chagas.
Hasta no hace mucho tiempo, en la provincia norteña era habitual que los niños y niñas recibieran a temprana edad la advertencia de avisar en caso de ver vinchucas en sus casas y escuelas.
Si bien esa costumbre no debería perderse, “tenían el rol de agentes de vigilancia”, explica Ricardo Gürtler, investigador del CONICET y director del Laboratorio de Eco-Epidemiología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
Estudiar al Chagas para detenerlo
En 2007 se inició el proyecto Pampa del Indio, un programa diseñado para estudiar específicamente los impedimentos en la eliminación de la vinchuca. Para ello, los especialistas eligieron una zona popular por la gran concentración de este insecto y se trasladaron a las inmediaciones de El Impenetrable chaqueño.
Allí, donde predomina la población originaria, más del 30% de las viviendas rurales estaban invadidas por el insecto. No obstante, uno de los primeros obstáculos que advirtieron fue la resistencia de las vinchucas a los insecticidas.
El programa, el cual continúa hasta la actualidad, comenzó concentrándose en un grupo de 500 viviendas y, como poco a poco lograron eliminarlas de esos hogares, aumentaron la extensión del territorio a casi 2000 km2.
De esta forma, se comprobó que en dos años se pudo reducir la plaga de este animal al 2%. “Esto es muy importante, porque se consideraba que no era posible”.
“Hemos corroborado que no han habido casos de transmisión vectorial detectables en toda esta población después del 2007. Sí detectamos algún caso congénito, de transmisión de madre a hijo, que fue referido para su tratamiento en el hospital local”, explica Gürtler.
Las claves del logro
Tras años de una investigación que requirió más de 11 mil ejemplares del insecto portador del Chagas en 2.500 viviendas, y aproximadamente unas 2 mil aplicaciones del insecticida, los científicos pudieron determinar tres ejes claves para alcanzar el éxito.
En primer lugar, fue importante tener en cuenta las características de las viviendas que favorecen a la propagación de la vinchuca. En este sentido, Gürtler destaca las “zonas calientes” donde ese riesgo de transmisión aumenta considerablemente.
Luego, el científico afirma que hicieron foco en lo que se llama el manejo adaptativo. Se trata de una política estratégica, en la cual se aplica el insecticida en forma juiciosa y selectiva, y solo cuando era indispensable.
Finalmente, el tercer punto es sobre el respeto al medioambiente. “Nosotros encaramos nuestro trabajo con una visión de largo plazo, lo cual implicó, por un lado, apuntar a diagnosticar el origen de los problemas e ir perfeccionando los métodos con los que investigamos”, explica el especialista.
Y agrega: “Por otro lado, con esta visión de largo plazo, impulsamos fuertemente la participación de los actores locales, no solo a nivel familiar o de hogar, sino también del sistema de salud y del sistema educativo”.
