No es posible atribuir la invención del perfume a una persona en particular, al igual que tampoco podemos hacerlo con la invención del fuego.
Sin embargo, tenemos una idea bastante certera de dónde surgieron los perfumes y por qué. Para entender su historia, debemos transportarnos a Egipto y retroceder el tiempo algunos miles de años.
¿Dónde se originó el perfume?
Los historiadores indican que fueron los antiguos egipcios quienes crearon los primeros perfumes aromáticos.
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Lo hacían a partir de la quema de madera perfumada, lo que nos hace pensar que el perfume como tal fue descubierto, quizás, de casualidad cuando vieron que algunas sustancias desprendían un olor agradable al inflamarse. Era el caso de las resinas y las plantas aromáticas, por ejemplo.
Más que un accesorio
En sus comienzos, el perfume se usaba más que nada como parte de ceremonias religiosas o como preparativos para diversos rituales.
La mirra y el incienso que irradiaban los árboles se utilizaban para aromatizar el ambiente durante los rituales. Otras plantas, como la rosa y la menta, se impregnaban de aceites hasta formar un ungüento que después se frotaba por la piel.
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Si bien muchos egipcios usaban perfumes para adornar su cuerpo, vemos que su rol en la sociedad era muchísimo más amplio. Su presencia se extendía incluso a las prácticas de los "sacerdotes" de aquel entonces: estos ofrecían perfumes a sus dioses y los usaban para embalsamar a sus muertos.
¿La primera fabricante de perfumes?
La primera fabricante de perfumes de la que se tiene conocimiento fue una mujer llamada Tapputi, mencionada en una tabla del segundo milenio encontrada en Mesopotamia.
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Tapputi destilaba cálamo, flores y aceites junto con otros compuestos aromáticos y los filtraba para obtener lo más cercano a lo que hoy conocemos como perfume.