La contaminación sonora es un exceso de sonidos y altera las condiciones normales del ambiente en una determinada zona. Si bien el ruido excesivo y molesto no se acumula, traslada o perdura como los otros tipos de contaminación, puede causar daños severos en la salud auditiva, mental y conductual de las personas. La contaminación sonora es provocada por el tránsito, las industrias, los locales de ocio, los aviones y los barcos, entre otros factores. Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera los 55 decibeles como el límite superior deseable. Por encima de ese nivel, el sonido resulta pernicioso para la salud.
Efectos de la contaminación sonora en la salud
El sistema auditivo se resiente ante una exposición prolongada al ruido. El efecto físico provocado por la contaminación sonora se llama “socioacusia”. Cuando una persona se expone de forma prolongada a un nivel de sonido excesivo, nota un silbido constante en el oído. Si la exposición a la fuente sonora no cesa, las lesiones pueden ser definitivas: la audición se va perdiendo hasta llegar a la sordera.
La contaminación sonora también genera insomnio, fatiga, estrés, depresión, ansiedad, irritabilidad y agresividad. Además tiene consecuencias negativas sobre la memoria y la atención. Por otra parte, el ruido excesivo y constante repercute negativamente sobre el aprendizaje y la salud de los niños y niñas. Cuando los estudiantes son educados en ambientes ruidosos, pierden la capacidad de atención y de comunicarse verbalmente.
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