Se encuentra en la Patagonia y se creó hace más de 50 años, sobre las tierras que antiguamente le pertenecían al primer parque nacional de Latinoamérica.
Aunque recibe miles de visitas cada año, muy pocas personas saben que el parque nacional más pequeño de Argentina está en Neuquén y es conocido con el nombre de “Los Arrayanes”.
Eso sí. Que su tamaño sea inferior al de todos los que hay en la nación no significa que tenga paisajes limitados o de bajo interés. Curiosamente, allí se conserva uno de los bosques más llamativos del continente.
El parque nacional Los Arrayanes de Los Lagos, Neuquén, es el más pequeño del país porque cubre una superficie de tan solo 1.796 hectáreas, dentro de la península de Quetrihué.
Estas tierras pertenecieron, en un principio, al desaparecido parque nacional del Sur, que fue el primero en América Latina cuando abrió sus puertas, el 8 de abril de 1922, y sobrevivió hasta la creación del parque nacional Nahuel Huapi, que lo reemplazó el 9 de octubre de 1934.
Años después, ante la belleza e importancia de los bosques de la zona, el 11 de octubre de 1971 el parque nacional Nahuel Huapi perdió un sector de sus paisajes, que desde entonces se conservan bajo el nombre de Los Arrayanes.
Finalmente, otro de los años más importantes para este sector de la Patagonia fue el 2007, cuando se lo declaró “reserva de biosfera andino norpatagónica”.
Al pasear entre los troncos del parque nacional más pequeño de Argentina, es fácil notar que la especie que predomina en casi toda su extensión es el arrayán austral. Pero, en menor medida, también es posible contemplar:
Y, en el caso de los animales, los visitantes locales, nacionales y extranjeros que disfrutan de sus paseos por las pasarelas del parque, tendrán la posibilidad de toparse con ejemplares de:
El bosque de arrayanes, que lleva más de 300 años sobre la ribera norte del lago Nahuel Huapi, sorprende a los aventureros con sus múltiples cambios de facetas, según la época del año.
Es decir, quienes recorran el parque nacional más pequeño de Argentina en verano podrán caminar entre estos árboles durante jornadas con un clima agradable, que se produce en compañía del clásico viento de la Patagonia.
Pero, al visitar esta área protegida en invierno, hay grandes posibilidades de recorrer las pasarelas a una temperatura bajo cero, acompañada por nevadas que suelen ocurrir entre julio y septiembre.
Y, como si no bastara con lo mencionado, el parque nacional Los Arrayanes recibe hasta 1.300 milímetros de precipitaciones anuales, que forman otro entorno maravilloso para conocer hasta el último detalle.
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