La capital más joven de Sudamérica, contrario a lo que muchas personas pueden imaginar, no tiene ni un siglo de historia. Precisamente, se construyó, desde cero, entre 1956 y 1960.
Así es. En un lugar donde hace 70 años solo había árboles y pastizales, hoy se encuentra una de las ciudades más modernas, llamativas y pobladas de América del Sur: Brasilia.
La capital de Brasil, que durante casi toda la historia del país estuvo en las ciudades costeras de Salvador de Bahía y Río de Janeiro, se edificó, para un posterior traslado, que tuvo lugar a mediados del siglo XX.
Y, a pesar de su juventud, tiene una población enorme y dispone de casi todos los servicios que hay en cualquier otra ciudad capital de Sudamérica.
¿Cuál es la historia de la capital más joven de Sudamérica?
Aunque su construcción se concretó hace 64 años, el proyecto de trasladar la capital de Brasil al interior del país surgió, por primera vez, en 1761, mediante una iniciativa del marqués de Pombal.
En el siglo XIX, más precisamente en 1821, José Bonifácio pasó a la historia tras convertirse en la primera persona que propuso el nombre Brasilia para la futura capital del país.
Finalmente, este proyecto tan longevo se materializó en 1953 cuando, ante la ausencia de una ciudad en el interior de Brasil que cumpla con las características que debía tener una capital, el presidente propuso la construcción de una nueva, desde cero.
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De esta manera, el 23 de octubre de 1956, miles de trabajadores se reunieron sobre una extensa meseta, emplazada al sureste del estado de Goiás, para iniciar con la edificación de esta urbanización.
Estos grupos siguieron la idea del urbanista Lúcio Costa, que trabajó y lideró este proyecto gigantesco junto al arquitecto Oscar Niemeyer. Finalmente, tras 41 meses de trabajo ininterrumpido, Brasilia se fundó el 21 de abril de 1960.
¿Por qué Brasilia es conocida por su modernidad?
En las últimas seis décadas, la capital más joven de Sudamérica experimentó un crecimiento sorprendente, porque pasó de cero habitantes en 1960 a más de 3 millones, según un estudio que realizó el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística en 2019.
Además, este dato demográfico es aún más sorprendente si, a la población de la capital, se le suman las personas que habitan en el área metropolitana. En este caso, la cifra es superior a 4 millones.
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Y, como si no bastara, la juventud de la urbanización ha permitido que esta enorme cantidad de vecinos disfruten, junto a los turistas, de una de las capitales más modernas de Sudamérica. Brasilia recibe este título porque, en poco tiempo, logró:
- Diseñar un sistema ferroviario de 36 kilómetros de longitud.
- Abrir un aeropuerto internacional, repleto de tecnología y a pocos kilómetros del centro, que recibe vuelos nacionales e internacionales.
- Construir una red de subterráneos que tiene 41 kilómetros de extensión.
- Inaugurar enormes complejos residenciales y edificaciones muy llamativas, como su torre de televisión de 224 metros de altura.
- Conservar el diseño original de la urbanización que, vista desde una imágen aérea, tiene un aspecto muy similar al de un avión, un ave o una mariposa.
- Diseñar largas y anchas avenidas, que conectan los edificios públicos con los barrios residenciales.
