Aunque la prohibición final tuvo lugar hace dos décadas, esta tradición se frenó mucho antes, como consecuencia de un accidente.
Una de las reglas más estrictas que se deben respetar al momento de tomar un vuelo es la de no prender un cigarrillo. Sin embargo, fumar en los aviones fue una tradición muy establecida durante el siglo XX.
Es decir, al igual que en muchos espacios públicos, las aeronaves comerciales se dividían entre un sector “para fumadores” y otro espacio donde estaban las butacas de quienes deseaban viajar en espacios libres de humo.
Pero, tras un accidente fatal, las aerolíneas cambiaron su perspectiva sobre el permiso otorgado para fumar en los aviones y, finalmente, se logró la prohibición total.
Aunque la prohibición no se concretó ese mismo día, el 11 de julio de 1973 sí marcó un antes y un después porque, tras el accidente del vuelo 820 de Varig, la tradición inició su declive.
Puntualmente, todo empezó dentro del avión Boeing 707-345C de la aerolínea ya mencionada, que inició su viaje con 134 personas en Río de Janeiro, Brasil, y debía cruzar el océano Atlántico para aterrizar en París, Francia.
Y, aunque durante todo el viaje no hubo inconvenientes, los pasajeros, junto a la tripulación, detectaron la presencia de fuego dentro de la aeronave, que rápidamente activó las alarmas.
El problema es que fue imposible detectar dónde se produjo el incendio. Por lo tanto, cuando el humo avanzó hasta la cabina de los pilotos, se decidió organizar un aterrizaje de emergencia en un descampado.
Finalmente, aunque el impacto no fue tan brusco, sí ocasionó un segundo incendio que terminó en tragedia. Luego de confirmar que solo hubo 10 sobrevivientes, también se llegó a la conclusión de que el fuego habría iniciado por los restos de un cigarrillo encendido que se arrojaron al cesto de basura del baño.
De todas formas, nunca se abandonó la segunda hipótesis, mediante la cuál se anunció que las llamas podrían haber iniciado por una falla eléctrica del avión.
Como hemos mencionado, el 11 de junio de 1973 fue el comienzo del fin para la tradición de fumar en los aviones. Pero lo cierto es que la prohibición total recién llegó en 2000.
Durante las décadas anteriores, algunas aerolíneas optaron por limitar el sector apto para fumadores a la zona de las butacas y únicamente durante el vuelo. Es decir, se buscó impedir que los pasajeros prendieran un cigarrillo en los baños o durante los aterrizajes y despegues.
Aunque la prohibición de fumar en los aviones de todo el mundo se estableció hace 23 años, actualmente los tripulantes de cabina tienen a su disposición más de un cenicero.
Sucede que durante las últimas dos décadas, ha ocurrido que más de un pasajero encendió un cigarrillo. Entonces, ante un escenario de estas características, es importante tener un cenicero para apagarlo de inmediato.
Eso sí. Debido al peligro que representa, luego de un episodio similar al mencionado, el pasajero recibirá una multa muy costosa.
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