Su construcción demoró un siglo, fue invadido en más de una ocasión y desde 1996 es considerado un punto turístico.
Al visitar Hungría, la mayoría de los turistas que son apasionados por el pasado del país, la realeza y las construcciones antiguas, no dudan en incluir al Castillo Gödöllő en su itinerario.
La mansión, que permanece en pie desde hace 288 años, demoró un siglo en ser construida y recién la incorporaron los reyes en 1867.
De todas formas, su historia volvió a cambiar durante el siglo XX, cuando experimentó invasiones, restauraciones, modernizaciones y hasta una transformación como punto turístico.
Los registros más antiguos del Castillo Gödöllő sostienen que las obras iniciales tuvieron lugar en 1735 y se realizaron bajo las normas del conde Antal I. Grassalkovich.
En aquel momento, la construcción del casco principal, actualmente identificado como el que tiene forma de “U”, demoró una década. Pero, al castillo todavía le quedaban por delante 90 años de trabajo.
Es decir, aunque el conde Antal I. Grassalkovich también logró dirigir la edificación del establo, la iglesia católica romana, el ala sur y el ala norte (entre 1749 y 1749), las nuevas ampliaciones quedaron en manos de su descendencia.
Por un lado, su hijo, Grassalkovich II. Antal, estuvo a cargo del Castillo Gödöllő durante los últimos años del siglo XVIII y es recordado por tomar la decisión de añadirle un teatro barroco de piedra.
Y, finalmente, el nieto del primer conde, Grassalkovich III. Antal, tomó las riendas de la mansión, en su última etapa de construcción, con el objetivo de:
Aunque resulte extraño, todo lo narrado hasta el momento sobre el Castillo Gödöllő no corresponde al periodo en el cual la propiedad estuvo administrada por los reyes de Hungría.
Es decir, los monarcas se establecieron recién en 1867. A partir de ese momento, la mansión, que estrenó su rol de “residencia de descanso”, experimentó nuevas remodelaciones.
De todos modos, los reyes permanecieron muy poco tiempo. Su paso duró 44 años ya que, tras el asesinato de la reina Isabel en 1898, su pareja, Francisco José I de Austria perdió interés en el castillo y, después de 1911, nunca más lo visitó.
Tras el paso de los reyes por el Castillo Gödöllő, la propiedad volvió a tomar protagonismo en 1920, cuando se transformó en la casa de verano del gobernador Miklós Horthy.
Tres décadas después, gran parte del edificio sirvió como una de las bases de la Unión Soviética. Sin embargo, su estructura no recibió el mantenimiento adecuado hasta 1985, cuando iniciaron los primeros trabajos.
Finalmente, la etapa más reciente del Castillo Gödöllő, en la que se convirtió en un punto turístico, empezó en 1996 y se extiende hasta la actualidad.
Quienes deseen conocer su estructura y las 26 hectáreas de jardines (declaradas reserva natural en 1998), deberán viajar hasta Budapest, capital de Hungría, y desplazarse 32 kilómetros hacia el noroeste.
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