Haití es el país latinoamericano que más temprano despertó a los deseos de independencia. El 1 de enero de 1804, fue el primero en declararse como Estado autónomo contra la negativa de los imperios español y francés (sobre todo de este último). Desde ese momento y hasta el día de hoy, sufre las consecuencias del bloqueo económico que los países europeos le impusieron al perder un territorio clave de su sistema colonial.
Los procesos sociales y políticos que llevaron a la creación de L'État d'Hayti (el Estado de Haytí, en francés) fueron muy dolorosos para toda su población. El fin del sistema de esclavitud y una reforma agraria que beneficiara a los campesinos iban a ser resistidos por los imperios de Europa, que incluso impusieron al Estado naciente una multa impagable.
Historia de una isla que fue enclave español y francés
En 1492, Cristóbal Colón desembarcó por primera vez en el continente: lo hizo en Aytí, la isla de la comunidad de los tainos. El contacto pacífico duró poco, y pronto el control y dominio de un territorio clave en el océano Atlántico hicieron que el enclave apropiado por el Imperio español fuera bautizado como La Española.
Los enfrentamientos internos, las enfermedades y la sobre-explotación laboral mataron, con el correr de los años, a la población originaria, por lo que más pronto que tarde la Corona española llevó personas esclavizadas que provenían de África. Todo, con el objetivo de sostener el sistema colonial y esclavista que benefició durante siglos a muchas naciones de Europa, y que fue la base de sus riquezas.
Con la expansión española al resto del continente americano, la parte occidental de la isla quedó abandonada, y el Imperio francés tomó el control en el siglo XVII. Desde ese entonces, la isla pasó a dividirse en Santo Domingo (la parte española, con otro nombre) y Saint Domingue (la francesa).
Francia estableció un sistema de plantación que convirtió a Saint Domingue en la colonia más próspera del océano Atlántico. El café, azúcar y algodón que se cultivaban allí representaban la mitad del consumo mundial. A finales del siglo XVIII, el sistema contaba con 500.000 personas esclavizadas de África, a las que se sumaban 30.000 blancos y 24.000 mulatos y negros libertos (los affranchis).
Para los haitianos, la Revolución Francesa en Europa fue un punto de quiebre que les permitía reclamar lo mismo que sus pares europeos: libertad e igualdad, más allá de la clase económica, el color de piel o el continente.
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La independencia de Haití: una lucha por la Igualdad y Libertad Universal
El orden impuesto por el país europeo comenzó a fracturarse en el año de la Revolución Francesa: 1789. La noticia de la rebelión en la propia metrópolis europea, junto al famoso texto de la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, fueron el puntapié de la Revolución Haitiana.
La Declaración, sin embargo, sólo beneficiaba al hombre blanco, europeo y propietario, y los affranchis no tardaron en darse cuenta. El pedido de libertad e igualdad llegó pronto, y para 1791 las personas esclavizadas también se rebelaron en reclamo de los mismos derechos. Hasta 1804, la Revolución Haitiana pasó por:
- Cambios de liderazgo.
- Enfrentamientos civiles.
- Declaraciones formales del fin de la esclavitud (sólo con el fin de tener apoyo de ciertos sectores).
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La declaración de independencia llegó el 1 de enero de ese año. Sin embargo, los enfrentamientos internos entre sectores que buscaban la libertad pero de distintas formas, sumado a las presiones de diversos líderes, se extendieron durante todo el siglo XIX. Algunos de sus líderes más importantes fueron:
- Jean Jacques Dessalines, un ex-esclavo y el primer gobernante del nuevo Estado.
- Jean Francois Biassou, representante de las personas negras esclavizadas.
- François Toussaint Louverture, militar que impulsó la revolución e independencia.
El Primer Imperio de Haití, el nuevo Estado autónomo, tuvo que luchar por el reconocimiento de su independencia más que ningún otro país de Latinoamérica. Francia le impuso una multa extravagante de 150.000 millones de francos si quería que el resto de las potencias lo aceptara como país independiente.
Haití tuvo que endeudarse con un banco francés (no casualmente) para realizar los primeros pagos, y desde entonces sufrió un bloqueo económico por parte de sus antiguos colonos, Francia y España, y su futuro invasor: Estados Unidos.