Júpiter representa una presencia muy particular en el Sistema Solar. Dentro de este sistema, forma parte del grupo de los gigantes –es mil trescientas veces mayor que la Tierra– y por ello se puede ver desde nuestro planeta. Tiene una atmósfera muy diferente a la terrestre, protagonizada por anticiclones, tormentas y vientos de velocidades impensables. Además, cuenta con Ío, una luna volcánica que orbita a su alrededor.
Lógicamente, un planeta así de complejo y opulento no puede verse acompañado de lunas sencillas. Ío, gracias a sus variados volcanes, logra cumplir el protocolo de etiqueta de Júpiter a la perfección.
Ío: volcánica y galileana
La luna Ío fue descubierta el 7 de enero de 1610 por el astrónomo Galileo Galilei. Es la tercera más grande de Júpiter y uno de los 92 satélites que orbitan a su alrededor.
Ío carga sobre su superficie unos 400 volcanes activos, y una serie de científicos sostienen que debajo de su superficie hay grandes cantidades de agua.
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A comienzos de este año la NASA compartió fotos inéditas de esta Luna, las mejores tomadas hasta el momento. La fotógrafa fue Juno, una nave no tripulada que logró capturar la esencia de los volcanes a 51.500 kilómetros de distancia.
¿Qué es lo que se ve en las fotos de Ío?
Las imágenes tomadas por Juno permitieron a los analistas conocer los colores de la luna. Además divisaron manchas oscuras sobre su superficie, resultado de las erupciones volcánicas que alberga.
Definieron también que lo que parecía una gran sombra en su centro, en realidad se trataba de una montaña de más de 5 kilómetros de altura.
Los principales volcanes de Ío
Son varios y tienen nombre. Algunos de ellos son:
- Lei-Kung Fluctus.
- Amaterasu Patera.
- Dazhbog Patera.
- Surt Patera.
- Vivasvant Patera.
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La misión Juno
Juno partió de la Tierra en 2011 con una clara misión: estudiar la evolución de Júpiter y sus múltiples satélites.
La nave espacial finalmente llegó al planeta en 2016 y desde entonces ha orbitado el planeta 35 veces para analizar su superficie gaseosa.
A medida que las propiedades fundamentales de Júpiter empezaron a esclarecerse, la misión principal de Juno fue previendo su fin. Sin embargo, a partir de las fotos de Ío y Europa –otro de sus satélites– la NASA ha decidido extender la misión por lo menos hasta septiembre de 2025, justamente para seguir investigando el sistema de lunas del gigante gaseoso.