A tan solo 10 kilómetros de la ciudad entrerriana de Colón, sobre las paradisíacas playas con acceso al río Uruguay, se encuentra la localidad de Liebig, identificada como un pueblo inglés que se fundó hace 120 años.
En sus inicios, este pequeño destino fue habitado casi en su totalidad por trabajadores de la empresa “Liebig Extract of Meat”, que producía carne enlatada y permaneció en el lugar durante siete décadas.
Y, tras el cierre de las instalaciones a mediados de 1970, Liebig dio lugar a su faceta turística. Es por eso que, aunque el edificio de la famosa fábrica aún permanece cerrado, cientos de viajeros visitan la localidad todos los años.
¿Qué vínculo tiene el pueblo con la desaparecida empresa "Liebig Extract of Meat”?
Gracias a los registros históricos más longevos, es posible confirmar que los primeros vecinos de Liebig se asentaron en el lugar mucho antes de la llegada de la empresa europea.
Es decir, durante las últimas décadas del siglo XIX, en las inmediaciones del pueblo actual funcionó el saladero “O’ Connor”, que luego se llamó “Colón” y sobrevivió hasta que las instalaciones fueron vendidas en 1903 a “Liebig Extract of Meat”.
Dicha empresa de capitales ingleses, se fundó en el Viejo Continente luego que sus propietarios obtuvieron la licencia para producir extracto de carne en lata, tal cual lo había planteado el químico alemán Justus Von Liebig.
Y, de esta manera, la firma se expandió por el mundo y eligió este pequeño pueblo de Entre Ríos para abrir las puertas de una fábrica que, dos décadas más tarde, se ganó el título de la “cocina más grande del mundo”.
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¿Cuál es la historia de Liebig?
Tras el desembarco de “Liebig Extract of Meat”, las mismas autoridades de la empresa tuvieron la iniciativa de diseñar, en detalle, el pueblo que se construyó alrededor.
Como era de esperar, los 3.500 empleados que llegó a tener la firma en sus años dorados, debían residir, junto a su familia, en las inmediaciones de la industria y tener acceso a todas las comodidades.
Es por eso que, en tiempo récord, Liebig pasó de ser un punto prácticamente despoblado a orillas del río Uruguay a una concurrida localidad de Entre Ríos, dividida en dos mitades por la “manga”.
Esta vía de acceso para el ganado marcaba el límite de clases sociales en el pueblo. Es decir, de un lado estaban las casas de los trabajadores de menor rango, que disponían de:
- Comercios.
- Una escuela.
- Una capilla.
- El Club Liebig.
Finalmente, en la otra mitad del lugar, que se reservó para las viviendas lujosas y grandes propiedades de los gerentes y empleados mayor jerarquía, estaba:
- La biblioteca.
- El lawn tenis.
- El Mess.
- El Club de los Pescadores.
- La famosa “Casa de Visitas”, recordada como un establecimiento de lujo disponible para hospedar a personalidades famosas como, por ejemplo, el Príncipe de Gales, que durmió en el lugar a mediados de 1925.
¿Por qué la empresa de Liebig creció tanto durante el siglo XX?
Además del crecimiento de Liebig, la empresa homónima también experimentó un incremento sin precedentes en la demanda de sus productos, que rápidamente marcaron tendencia en el mercado nacional e internacional.
Debido a las propiedades de la lata, la carne podía permanecer largos periodos sin echarse a perder. Es por eso que Liebig incrementó sus ventas durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial.
Entonces, para cubrir la demanda, que alcanzó su pico en 1922, además de tener miles de empleados (que incluso vivían en Uruguay y cruzaban el río todos los días), las instalaciones de la empresa incluían:
- Más de 44.000 hectáreas de campo de pastoreo.
- Cocinas modernas, utilizadas durante las 24 horas del día.
- Tres muelles sobre el río Uruguay, construidos para embarcar los productos con destino a Europa.
- Un novedoso sistema de desagües cloacales que compartía con el resto del pueblo.
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¿Cómo se convirtió este pueblo de Entre Ríos en un punto turístico?
Con el correr de los años, la producción de carne enlatada perdió su popularidad y, como consecuencia, “Liebig Extract of Meat” redujo su producción e ingresó en un declive que culminó con el cierre de la empresa, a mediados de 1970.
Y, aunque miles de empleados tuvieron que buscar una nueva fuente de ingresos, el pueblo no dejó pasar la oportunidad de convertirse en un punto turístico, famoso por sus playas de arena clara.
Aquellos aventureros que deseen conocer su arquitectura inglesa, así como también sus diferentes atractivos naturales, simplemente deberán viajar hasta Colón, Entre Ríos, y tomar un pequeño desvío de 10 kilómetros hacia el norte.
Por último, es importante resaltar que esta localidad de 2.000 habitantes aún conserva gran parte de la antigua fábrica, que en un futuro podría recuperar su esplendor y convertirse en un espacio de recreación.