El Salón de la Fama de Inventores se creó en 1973 con el objetivo de destacar mentes que hayan realizado grandes aportes. Su sede está en Estados Unidos y a él han ingresado aproximadamente 500 personalidades notables. Del total, solo dos son latinos. Ambos son argentinos.
El primero en ingresar fue Julio Palmaz, el médico argentino inventor del stent intravascular, un tubo de malla de metal que mantiene abierta la arteria. Su idea surgió cuando el método que se usaba hasta entonces -conocido como angioplastia por globo- no le parecía del todo eficaz y comenzó a investigar posibles alternativas.
De esta forma, desarrolló el stent y obtuvo la patente. Como reconocimiento a su trabajo, en el 2006 entró al Salón de la Fama de los Inventores.
Un año después, también se sumó su compatriota Miguel Ángel Ondetti, el investigador que creó el captopril, un medicamento inhibidor de las enzimas conversoras de angiotensina. Su descubrimiento redujo el índice de muerte en pacientes con fallos cardíacos por congestión. Lamentablemente, él falleció en 2004 y no pudo recibir el homenaje en vida.