Si conocés la obra de arte "El nacimiento de Venus", es probable que te hayas detenido en todas las figuras humanas y en las distintos colores de la obra. Pero seguramente se te haya escapado un detalle: todos los personajes tienen el tipo de pie griego.
Este pie se caracteriza sólo por un rasgo: el segundo dedo, el índice, es ligeramente más largo que el dedo principal. Se estima que entre un 10 y un 15% de la población mundial lo tiene, y es uno de los tres tipos generales que existen, junto al:
- Pie egipcio, que es el inverso al pie griego. El dedo más alto es el principal, y los siguientes descienden en línea diagonal. Este tipo es el más común, ya que lo tiene entre el 50 y el 60% de la humanidad.
- Pie cuadrado, que como su nombre lo adelanta, todos los dedos están en línea recta horizontal, aunque los últimos tienden a ser más corto.
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Según expertos, el pie griego es el que mejor distribuye el peso al caminar y estar parado sobre la parte delantera. Sin embargo, cada tipo tiene ventajas y desventajas, y no es algo que pueda formarse con ejercicios, sino que su forma proviene de los genes, al igual que el color de los ojos o la forma de las manos.
El pie griego y el arte
En la época del Renacimiento e incluso antes, la percepción griega de la belleza era representada principalmente a través del arte. Y, en los casos en que el nivel de detalle llegara incluso a la forma de los pies, la mayoría de las obras mostraban un pie griego.
Por eso, como podía sospecharse, el pie griego adquiere ese nombre porque se encuentra en muchas obras de arte y esculturas de Europa que datan de hace, al menos, 500 años:
- La escultura El David, de Miguel Ángel.
- La escultura de bronce Púgil en reposo.
- La estatua Diana de Versalles.