Los copos de nieve se forman cuando una gota de agua se encuentra con una partícula de polvo, polen u otro elemento sólido. Por las bajas temperaturas en que esto sucede, la gota se congela y se transforma en un cristal, que luego se va ramificando hasta tener la bella forma que vemos en fotos.
Como es agua en estado sólido, la composición molecular de los copos de nieve es igual a la del agua en estado líquido: H2O. Esto significa dos moléculas de hidrógeno (H), una de oxígeno (O). Por cómo es cada elemento químico, cuando se unen las tres moléculas queda la siguiente forma:
Luego, las moléculas de vapor de agua que quedan se condensan sobre la superficie de este cristal inicial y se van acumulando, haciendo que el cristal crezca.
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¿Cómo llegan los copos de nieve a su forma hexagonal?
Como mencionamos, los copos de nieve están hechos de H2O. Cuando varias moléculas de agua se unen, comienza a formarse la siguiente estructura:
Luego de que la primera gota de agua se congele, comienza la siguiente serie de eventos:
- La carga negativa del oxígeno y la carga positiva del hidrógeno se atraen.
- Esta atracción se evidencia en la forma de un hexágono, ya que para los enlaces moleculares (es decir, su unión) es lo más conveniente en términos energéticos.
- A medida que nuevas gotas de agua se condensan y luego congelan, crece el copo de nieve: se ramifica siempre en forma hexagonal.
En la imagen se ve que hay seis átomos de hidrógeno que quedan libres. Es a esos que las nuevas moléculas de H2O se unen, cuando se encuentran con los átomos de oxígeno. Así, el proceso de congelamiento y ramificación termina por formar un copo de nieve perfectamente hexagonal y simétrico.
Wilson Bentley, el fotógrafo que dedicó su vida a retratar copos
Wilson Bentley, conocido como The Snowflake Man (en inglés, significa "El hombre copo de nieve") fue un agricultor y fotógrafo de Estados Unidos que registró más de 2.500 copos de nieve, por supuesto todos distintos.
Si bien no fue el primero en hacerlo, ya que el alemán Johann Heinrich Flögel le ganó por seis años en 1879, su dedicación fue de vital importancia para la meteorología de la época. Además, muchas universidades adoptaron su trabajo y publicaron artículos en distintas revistas de ciencia, hasta que salió su libro en 1931.