En los últimos años se ha popularizado cada vez más la realización de retos virales peligrosos que ponen en riesgo la integridad de los menores y/o de sus entornos. El aumento de la realización de este tipo de retos preocupa mucho, sobre todo a familias y a equipos docentes. En esta nota, tres expertos nos hablan sobre el tema.
Cada vez es más frecuente entre los adolescentes la realización de los denominados retos virales o challenges en Internet. Estos consisten en la grabación y difusión por medio de redes sociales (TikTok, Instagram) de una acción concreta (baile, broma, desafío…) para que los demás usuarios lo vean y a su vez hagan ese mismo reto. Así, dependiendo del interés que suscita el reto se convierte en viral por la difusión masiva que tiene en Internet y la tendencia del ser humano a imitar la conducta de los demás, sobre todo en la adolescencia.
Un reto viral puede ser propuesto por un grupo de amigos o bien el menor puede seguir por voluntad propia retos realizados por otros usuarios o celebridades que ve en Internet. De hecho, los retos apoyados por influencers suelen ser los más viralizados ya que estas personas son seguidas masivamente por una gran cantidad de personas.
Así sucedió con uno de los retos virales pioneros en 2014 denominado IceBucket Challenge, que consistía en tirarse un cubo de agua fría por encima y retar, mediante una nominación, a hacer lo mismo a otros para concienciar y recaudar dinero para investigar la esclerosis lateral amiotrófica.
Existe una gran variedad de retos virales, tanto por su brevedad (duran menos de 1 minuto), como por su fugacidad (si un reto está de moda al poco tiempo deja de estarlo y otro se hace viral). La mayoría de los retos que hacen los adolescentes son inofensivos e interesantes. Por ejemplo, los retos sociales tienen un componente social o familiar de diversión como bailes o bromas inofensivas. Un ejemplo de este tipo de retos es el baile Chicken Teriyaki Challenge de la nueva canción de la cantante Rosalía.
También existen retos solidarios cuyo propósito es concienciar sobre una buena causa, ayudar a los demás o fomentar buenas conductas. Un ejemplo es el Pañuelo Challenge, propuesto por la Fundación Aladina en el que diferentes usuarios se ponen un pañuelo en la cabeza para concienciar sobre el cáncer infantil.
Sin embargo, aunque este tipo de retos no conlleva riesgo alguno, en los últimos años se ha popularizado cada vez más la realización de retos virales peligrosos que ponen en riesgo la integridad de los menores y/o de sus entornos. Algunos ejemplos son: 48 horas desaparecido, que consiste en desaparecer sin dejar rastro durante dos días, o el cascarón, en el que los usuarios comen todo tipo de alimentos con cáscara (huevos, caramelos con el envoltorio…), con el riesgo de obstrucción y asfixia que conlleva este tipo de comportamiento. El aumento de la realización de este tipo de retos preocupa mucho, sobre todo a familias y a equipos docentes.
Según datos de Statista (2021), en TikTok, la plataforma online más prominente en la visualización y realización de retos virales en internet, un 25 % de los usuarios tiene entre 10 y 19 años. De hecho, el uso de esta aplicación tan popular entre niños y adolescentes tuvo mayor cantidad de descargas que cualquier otra aplicación en un trimestre, con 315 millones de instalaciones en App Store y Google Play en 2020. El Informe Ditrendia (2020) indica que en España la aplicación de TikTok se abre una media de 7 veces al día, con un tiempo de uso promedio diario de 43 minutos.
Según un reciente estudio realizado por el Grupo de Ciberpsicología de la Universidad Internacional de la Rioja, los retos más frecuentes son los sociales (80,3 %), seguidos de los solidarios (20,6 %). Sin embargo, no hay que subestimar la alta cifra de retos peligrosos realizados por adolescentes, ya que casi un 8 % reconoce haberlos realizado, poniendo en riesgo su propia integridad o la de otra persona.
También este estudio muestra que es muy habitual entre los adolescentes la realización simultánea de retos sociales inofensivos junto con retos peligrosos (15,3 %). Esto hace que surjan situaciones paradójicas como la aparición de dos retos contradictorios de forma simultánea, como por ejemplo Handwashing challenge que conciencia a la población sobre la importancia de lavarse las manos durante la pandemia por COVID-19, junto con Coronavirus challenge que consiste en lamer un retrete público durante la pandemia.
Los retos virales son muy atractivos para los adolescentes porque les permiten interaccionar y compartir con los demás de forma divertida. Pero hay que concienciar a quienes los realizan, especialmente si son menores, de los problemas que supone hacer los que son peligrosos:
De esta forma, fomentar el pensamiento crítico del menor, junto a las labores de educación, concienciación y supervisión parental, son esenciales para combatir el fenómeno creciente de los retos virales peligrosos en Internet.
Por: Jessica Ortega Barón (Universidad Internacional de La Rioja), Joaquín Manuel González Cabrera (Universidad Internacional de La Rioja) y Juan Manuel Machimbarrena (Universidad del País Vasco)
(c) The Conversation / imagen: TikTok
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