En ocasiones, cuando nuestra mascota se escapa, nos da la sensación de que nunca la podremos alcanzar. Y, aunque este miedo casi nunca se concreta, podría convertirse en realidad para quienes sean dueños del perro más rápido del mundo.
Debido a las características de su cuerpo, el galgo inglés es el can que mayor velocidad puede desarrollar en carrera. Y, al mismo tiempo, también es famoso por sus grandes saltos.
Sin embargo, no hay que olvidar que el galgo inglés también es una de las especies más cariñosas y obedientes, desde que son cachorros y hasta que alcanzan una adultez avanzada.
¿Por qué el galgo inglés es el perro más rápido del mundo?
El galgo inglés conserva el título como el perro más rápido del mundo porque, en cuestión de segundos, puede recorrer una enorme cantidad de metros a una velocidad sostenida de 64 km/h.
Sin embargo, en ocasiones especiales, un ejemplar puede avanzar a 75 km/h, durante un breve lapso. Es decir, tras un instante a esta velocidad, el animal necesita descansar durante un largo tiempo.
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Ahora bien. ¿Cómo hacen los ejemplares de esta especie para correr tan rápido? ¡Simple! Lo consiguen gracias a las características de su cuerpo.
¿Qué otras características del perro más rápido del mundo nos sorprenden?
Al pensar en el perro más rápido del mundo, casi todos ponen el foco de atención en su velocidad. Pero, al mismo tiempo, es importante recordar que este animal es tan veloz porque:
- Tiene patas largas y fuertes.
- Su pecho es profundo.
- Es flexible, gracias a su increíble columna vertebral.
- Tiene una complexión delgada.
Finalmente, quienes sean fanáticos de la especie, no solo por su velocidad, es necesario que conozcan otros detalles sobre el galgo inglés, que:
- Mide hasta 76 centímetros de altura.
- Pesa un máximo de 40 kilogramos.
- Resalta con su pelo corto, que se puede presentar con 30 formas de color distintas.
- Convive con los humanos desde hace 6.000 años.
- Puede dar saltos increíbles. El récord es de 9,14 metros de altura.
¿Las carreras de galgos están prohibidas?
Como consecuencia de la velocidad que desarrolla el perro más rápido del mundo, a lo largo de la historia se han organizado miles de carreras donde ejemplares del galgo inglés corren en un circuito cerrado.
Tal cual lo han demostrado expertos en la especie, este animal es veloz pero sufre cuando realiza ejercicio excesivo. A su vez, también puede tener lesiones graves o un paro cardíaco durante las competencias.
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Es por eso que, con el correr del tiempo, muchos países del mundo (cómo Argentina, por ejemplo) han decidido prohibir este tipo de carreras. Sin embargo, la práctica continúa, porque se organizan eventos ilegales y como consecuencia de las naciones que todavía no han tomado decisiones al respecto.
