Su figura pasó mayormente desapercibida por los libros de historia y la sociedad actual. Conocé en detalle a la primera mujer en alcanzar la candidatura a Presidente de la Nación.
En 1928, se daba comienzo oficialmente a un nuevo año electoral en Argentina a nivel nacional. Se esperaba lo de siempre: que los hombres salgan a votar, que gane algún candidato, y que haya un cambio de gestión. Con lo que pocos contaban era la presencia de la primera candidata a presidente de género femenino.
La candidata era Angélica Mendoza -"La Negra" Mendoza para los amigos-, y se postuló para la presidencia el 1 de Abril de 1928 con el Partido Comunista Obrero (PCO).
Angélica Antonia Mendoza nació el 22 de noviembre de 1897 en la provincia homónima con su apellido. Egresada como maestra de la Escuela Normal de Mendoza, ejerce la docencia y dicta conferencias en el Centro Asturiano de su ciudad natal.
En 1919, en el contexto de atrasos de varios meses en el pago de salarios docentes, participó en la edición de un diario llamado "Idea", que fue parte de la iniciativa de una comunidad de maestros para promover la acción gremial.
Cuando el Director General de Escuelas de Mendoza decide suspender al grupo de maestros el 26 de abril de 1919, estos se reunieron en asamblea. Ahí formaron un sindicato, Maestros Unidos, afiliado a la Federación Obrera Provinciales (FOP). Florencia Fossati fue elegida Presidenta y Angélica Mendoza, Secretaria General.
Mendoza y Fossati se convirtieron en las principales líderes de la huelga docente y luego en unas de las fundadoras del Partido Socialista de Mendoza, en 1921.
Los trabajadores despedidos fueron reincorporados gracias al movimiento, a excepción de las dos líderes. Son procesadas por desacato, acusadas de promover la sublevación del magisterio y la anarquía de la comunidad docente.
Angélica Mendoza se mudó a Buenos Aires en 1920 y ahí siguió militando, escribiendo, enseñando, publicando diarios y escalando en el orden jerárquico del partido.
En una época en la que las mujeres todavía no habían obtenido el sufragio político, Angélica Mendoza se convirtió en candidata a concejal por la Ciudad de Buenos Aires en noviembre de 1926 y luego en candidata presidencial en las elecciones nacionales de 1928. En las boletas electorales aparecía la inscripción “Angélica Mendoza, maestra, candidato a presidente; Pedro Jordán, chacarero, candidato a vicepresidente”.
La realidad es que fuera de la burbuja comunista, la campaña de Angélica no pareció tener mucha repercusión en un sentido estrictamente electoral. Como sabemos, en las elecciones presidenciales del 1 de abril de 1928, encabezadas por Hipólito Yrigoyen, la UCR obtuvo la abrumadora cantidad de 839.140 votos, correspondientes al 57,41% de los sufragios.
Sin embargo, marcó un importantísimo precedente para la incorporación de las mujeres a la vía pública y los procesos político-democráticos de nuestro país.
En la década de 1920, Angélica Mendoza ya hablaba de temas sumamente adelantados para la época. Por ejemplo, en uno de sus libros, Cárcel de mujeres (Claridad, 1933), se expresa respecto a la prostitución en un momento donde la temática era tabú.
Dice en sus páginas: “es una actividad que sólo tiene valor en una sociedad de clases en la que no solo una clase explota a otra y vive a sus expensas, sino también en la que media humanidad –la mujer- vive oprimida por la otra, el hombre”.
Además, el PCO mismo contaba con presencia femenina en otros cargos altos de su estructura. En la lista de senadores para la provincia de Buenos Aires, por ejemplio, también figuraba Tatiana Soarez. En un momento en que la participación política de las mujeres no era aceptada legalmente, el PCO llevó a dos mujeres como candidatas y activas participantes en la campaña con un rol protagónico.
El partido del cual formó parte la primera candidata a presidente exigía explícitamente:
Su lema era "‘estos son tiempos revolución y no reformas", y en pos de ello siguió trabajando toda su vida, a pesar de no haber salido victoriosa de la elección presidencial de 1928. Su trayectoria después de la candidatura a jefa de Estado fue igual e incluso más impresionante que todo lo que había sucedido antes.
Entre estadías en cárceles de mujeres, lucha con golpes militares, trabajos de investigación en las universidades estadounidenses más prestigiosas y docencia en facultades argentinas, el camino de Mendoza no fue aburrido ni por un segundo hasta la fecha de su muerte, el 5 de febrero de 1960.
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