El cine y la literatura fantástica habló mucho sobre seres de otras galaxias. Pero el escritor Ray Bradbury (1920-2012) marcó la diferencia porque no se ocupa tanto de describirnos aquellas cosas, sino de hacernos pensar. Y eso es ser un visionario, adelantarse al futuro.

Bradbury nos enseña que más allá de cruzar el espacio para irnos a vivir a otro planeta, lo más importante de todo es crecer como personas. Como seres humanos. Por eso nos advierte también de lo negativo que son las guerras, tanto las actuales como las futuras, y que para el hombre sería terrible arrastrar esos conflictos.

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Bradbury y Farenheit 451

Ser un visionario no es solo hablar de viajes espaciales. Bradbury también se ocupó del futuro aquí en la Tierra, con una fantasía que pone los pelos de punta: Farenheit 451. Habla de una sociedad donde se queman los libros y las personas se los aprenden de memoria para no perderlos para siempre. El título se debe a que en Estados Unidos no se usan grados centígrados para medir la temperatura sino grados Farenheit, que tienen otra escala. El número 451 indica la temperatura en la que se prende fuego el papel.

El hombre ilustrado

Una de las más fascinantes historias de Bradbury es la que cuenta en El Hombre Ilustrado. El protagonista es un vagabundo que tiene el cuerpo totalmente tatuado, pero no de cualquier manera. Los tatuajes se los hizo una mujer viajera en el tiempo, son animados y cada uno cuenta una historia diferente. Una de ellas se llama Susurros (The Whispers) y fue el tema de una de serie de televisión. Otros cuentos de Bradbury hablan de casas automatizadas que siguen funcionando aun después de que en la Tierra no queda un humano vivo.