En los tiempos modernos en los que vivimos, la tabla periódica aún tiene la potestad de poder afirmar que continúa vigente. Presentada por primera vez el 6 de marzo de 1869 por el químico Dmitri Mendeléyev, en la actualidad se sigue sacando provecho de la información que aporta.
Historia de la tabla periódica
Para mitad del 1800, los científicos ya tenían conocimiento de 63 elementos químicos. Sin embargo, los miembros del Foro de Química y Sociedad no lograban arribar a un consenso sobre cómo llamarlos y ordenarlos.
En 1789, el químico francés Antoine Lavoisier había propuesto un primer intento de agrupar a los elementos. Esta clasificación se daba en base a sus propiedades: gases, no metales, metales y tierras.
Posteriormente, en 1829, el alemán Johann Döbereiner sugirió agrupar a los elementos que comparten propiedades químicas parecidas como el litio, el sodio y el potasio.
La noche de la revelación
Ninguna de estas clasificaciones prosperó. La organización final llegó a finales del 1860, de la mano de Mendeléyev, quien buscaba sin descanso una manera de ordenar los elementos para poder enseñárselos a sus alumnos.
Una noche, mientras jugaba a una especie de solitario con cartas similares a las de póquer, descubrió una forma de ordenar los elementos que lo dejaría inscripto en la historia para siempre.
El profesor tomó los naipes parecidos, y anotó sus siglas y su número atómico en ellas, y mientras se disponía a ordenarlas se quedó dormido. Pero esto no interrumpió el desarrollo de la tabla periódica: entre sueños la ordenó y al despertar combinó los elementos siguiendo un orden lógico.