En 1907, la Municipalidad de Buenos Aires decretó un aumento en los impuestos y, los dueños de los conventillos, decidieron impactar ese número en el precio de los alquileres. Para reclamar contra la medida, los inquilinos organizaron una huelga.
La historia se remonta a comienzos del siglo XX, cuando la cantidad de inmigrantes que llegan a Buenos Aires crece notablemente. Quienes arriban a nuestro país no cuentan con suficiente dinero como para comprar un terreno y se ven en la obligación de rentar una habitación en un conventillo.
La situación era peor cada año: los salarios obreros no podían hacerle frente al aumento de los alquileres y los trabajadores eran desalojados por falta de pago.
Para quienes aún haciendo el esfuerzo lograban quedarse en el conventillo, las condiciones de vida empeoraban. Según estudios de la época, en algunos de ellos vivían entre 20 y 70 personas con una sola letrina para atender sus necesidades.
Las medidas que adoptaron los inquilinos -además de protestar- fueron no pagar más el alquiler hasta que bajen los precios y resistir los desalojos. Se calcula que en la protesta participaron 2 mil conventillos de la Ciudad de Buenos Aires.
Según publicó el historiador Felipe Pigna "tras una durísima y desigual lucha, los huelguistas lograron parcialmente su objetivo de conseguir la rebaja de los alquileres y mejorar mínimamente las condiciones de vida".