En la década del 50, el país vio desaparecer a su principal medio de transporte: el tranvía. 30 años después un grupo de aficionados decidió revivirlo, y hoy, algunos de sus vagones recuperados traquetean por Caballito.
En la Ciudad de Buenos Aires, cerca del emblemático Barrio Inglés en Caballito, circula plácidamente por la calle el último tranvía vivo. En su momento supo ser una pieza fundamental en el día a día de los porteños. Hoy, ofrece en su interior un nostálgico viaje en el tiempo.
El Tranvía Histórico de Caballito fue parte de una extensa red que operó en Buenos Aires desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX.
Sus vías, choferes y motores fueron una parte vital de la vida cotidiana de los y las porteñas, conectando barrios y permitiendo un transporte eficiente en una época en la que los autos eran escasos y inaccesibles para la gran mayoría.
Además, el tranvía por mucho tiempo contó con “boleto obrero”, que costaba la mitad de la tarifa normal en los horarios pico e impulsó el uso de transporte público a costa del opulento coche individual.
A partir de mediados del siglo XX hasta el día de hoy, la historia del tranvía es atravesada por su declive y, luego, por una afortunada resucitación.
Para fines de la década del 50, varios factores confluyeron y de a poco lo borraron del mapa. Entre ellos podemos mencionar:
Su ausencia, sin embargo, no duró mucho. En 1976 volvió a la Ciudad de Buenos Aires, cuando se formó la Asociación Amigos del Tranvía: una comunidad de entusiastas y voluntarios que se dedicaron a restaurar y mantenerlo en funcionamiento.
Finalmente, así fue como el 15 de noviembre de 1980 se inauguró el Tramway Histórico de Buenos Aires con la puesta en servicio del primer coche: el Nº 258 "Lacroze".
Hoy en día el Tramway Histórico ofrece un paseo de unos 25 minutos que parte de la intersección de Emilio Mitre y José Bonifacio y hace un recorrido circular por calles y avenidas hasta regresar al punto de inicio. Como es de esperar, su rol actual no es el mismo de antes: cumple una función turística. Lo más loco: es gratis.
Dentro del tranvía, los visitantes ven una cuidada recreación de la época en la que el servicio estaba en pleno funcionamiento. Hay asientos de madera, paneles decorativos y unas luces tenues que te transportan a una época pasada.
Además, el vagón te inserta en un juego dialéctico entre el pasado del material rodante y el presente que hay fuera de él. También se exhiben fotografías y objetos relacionados con la historia del tranvía. Se trata de una experiencia muy especial.
Mientras el coche avanza, los visitantes pueden escuchar las campanas y sentir el traqueteo de los rieles. Además, los voluntarios que trabajan sobre rieles visten trajes de época y brindan información interesante sobre la historia de este simpático medio de transporte y su importancia para la ciudad.
A partir del 21 de septiembre, por el comienzo del horario primaveral de los paseos, locales y turistas pueden viajar en el Tramway los sábados y feriados de 16 a 19 horas y domingos de 10 a 13 o de 16 a 19 horas.
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