Los y las jóvenes están tomando cada vez más protagonismo en la búsqueda de soluciones ante diversas problemáticas globales. Como la generación que le tocará vivir las consecuencias de las actuales acciones de una sociedad que atenta contra el medio ambiente, están elevando sus voces para hacerse escuchar y así lograr cambios reales en sus comunidades. Es el caso de Sofía Montes de Oca Peninger, una joven argentina de 14 años, que viajó a Glasglow, Escocia, a la Conferencia sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas, COP 26, en representación del país, desde el 31 de octubre hasta el 12 de noviembre.

Sofía es alumna de The Global School, colegio de la provincia de Buenos Aires que se caracteriza por implementar un modelo de aprendizaje basado en proyectos y que además participa del proyecto de educación ambiental más importante del mundo enfocado en el cambio climático, llevado adelante bajo el patrocinio de la UNESCO, TakingITGlobal y The Centre for Global Education (CGE). Bajo el nombre de “#Decarbonize: #Decolonize”, la iniciativa reúne a 35 mil jóvenes de todo el mundo, quienes intercambian ideas y participan en distintas actividades sobre la conservación del medio ambiente y la reducción de la huella de carbono.

Esta destacada joven llegó a la COP 26 como parte de la delegación oficial del proyecto “#Decarbonize: #Decolonize”, junto con Rocío García Solca, docente del área de ciencias de The Global School y coordinadora de este proyecto internacional dentro del colegio. Sofía se distinguió por haber trabajado fuera del horario de clase para desarrollar campañas y acciones destinadas a generar conciencia ambiental y además por expresar su voz e interactuar con estudiantes de colegios de todo el mundo.

En la COP 26, Sofía fue una de las líderes continentales junto con otros cinco jóvenes menores de 18 años. El grupo latinoamericano presentó el reporte #Decarbonize: Global Youth Manifesto, documento que resume la mirada de los jóvenes sobre los 4 objetivos de la Conferencia: asegurar las cero emisiones de carbono a nivel global para 2050, proteger comunidades y hábitats naturales, movilizar al menos $100 billones en financiación climática por año y trabajar juntos para lograrlo. Además, los jóvenes latinoamericanos asistieron a eventos oficiales en Glasgow, se reunieron con líderes globales y directores de corporaciones multinacionales y visitaron escuelas en Escocia.

Billiken tomó contacto con Sofía Montes de Oca Peninger y Rocío García Solca y mantuvo la siguiente conversación.

Billiken: ¿Cómo fue que surgió en vos la preocupación por el cambio climático?
Sofía: Me lo vienen enseñando desde muy chiquita. Siempre fue una preocupación para mí. En la escuela, era como otra materia. Hace dos años aproximadamente empezaron a salir más campañas sobre el cambio climático y sobre el océano. Ahí me hice más consciente del tema. El año pasado me di cuenta de la gravedad de la situación. Desde chiquita conozco el tema, pero desde hace dos años que empecé a hacer algo, que fue gracias a Rocío.

Billiken: ¿Cómo se llevó adelante el proceso por el cual finalmente viajaste a la Conferencia sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas?
Sofía: El proyecto está basado en Canadá, todos los directores son de allá, pero traen a chicos de todo el mundo para que trabajemos. Tenemos presentaciones bilaterales, donde tenemos que hablar sobre el tema en nuestro país y después tenemos que prestar atención a lo que explican los otros para aprender lo que están haciendo. Es todo para aprender y presentar. En todas las presentaciones yo hablaba y me quedaba los sábados después del colegio, en los recreos, haciendo presentaciones, hablando con gente de otros países. Era un esfuerzo grande porque estábamos en cuarentena. También fue una muy buena oportunidad para aprender.

Billiken: ¿Como fue que posteriormente se concretó el viaje?
Sofía: Sara, la directora, me dijo que me habían elegido para representar a Sudamérica. En ese momento no sabía lo importante que era. Yo sí sabía que era una conferencia. Me eligieron y había mucho papeleo. Eventualmente, llegó la fecha. Viajamos. Aprendí un montón sobre culturas y sobre la capacidad que yo tengo. Y lo importante que es este tema. Cada experiencia le va dando más importancia a la situación.

Billiken: ¿Qué significó para vos esa experiencia?
Sofía: No solo me llenó de orgullo, sino que aprendí un montón de cosas. Lo que más me quedó fue lo importante que es ser escuchados. Es muy importante escuchar a la gente. La marcha fue uno de los mejores momentos, todos compartíamos la misma preocupación, fue un momento mágico, todos estábamos peleando por la misma causa. Era realmente espectacular y nos estaban escuchando. Lo más importante para mí fue que nos escuchen y nos entiendan.

Billiken: ¿Te parece que las voces de los más jóvenes no suelen ser escuchadas?
Sofía: No es que no son escuchadas, sino que mayormente, las ignoran. A muchos chicos les dan la oportunidad de hablar, pero no hacen nada con esa información, la guardan en una cajita y la dejan ahí. Y eso es algo que hay que cambiar porque los jóvenes tienen ideas brillantes. Hay muchos jóvenes que hablan en las redes sociales sobre cosas que hacen con ayuda de sus padres. No es que no los escuchan, sino que no les dan la oportunidad de hacer algo con esa información.

Rocío: Me gustaría que Sofía cuente lo que es un joven para el COP26 ¿Cómo era el equipo con el que trabajaste?
Sofía: Los jóvenes para Naciones Unidas son de 18 a 35 años. Pero los de 35 ya son adultos, no tienen la perspectiva de un chico. Mi equipo era increíble: había uno de India, uno de Kenia, dos de Canadá, uno de Estados Unidos y una de los Países Bajos. Vos los escuchabas hablar y podías escuchar el enojo en su voz. Eso no se veía en los adultos que estaban allá, lo vi en estos chicos que habían ido de todos los lugares del mundo. Ellos eran increíbles hablando y me inspiraron un montón a mí. Si no fuese por ellos, y también por los directores y por Rocío, la experiencia no hubiese sido la misma.

Billiken: ¿Cómo fue para vos, como docente, la experiencia de acompañarlos?
Rocío: Maravilloso, estoy feliz de haberlos acompañado. Ellos son inspiración pura y falta escucharlos y llevar su voz a la acción. Para Naciones Unidas, de 18 a 35 años, no hay representación para este grupo etario que es el grupo que trae el cambio. Para mí, fue un honor acompañarlos en este camino. Es todo ellos. Yo hago un trabajo de backoffice. En realidad, es todo ellos y ese es el valor del programa.

Billiken: ¿Cómo trabajan el proyecto “#Decarbonize: #Decolonize” desde el colegio?
Rocío: es un proyecto aparte. El colegio se propone darles herramientas a los chicos para que sean ciudadanos globales. Además, es un programa opcional. Los estudiantes se presentan y luego se los elige sabiendo el compromiso que implica. El colegio trata de escuchar a los chicos y que ellos encuentren proyectos que quieran hacer y que los lleven a cabo, con un acompañamiento sutil que permita que ellos hagan un despliegue propio. La voz tiene que sumar. A veces es difícil mover ciertas estructuras y es un cambio de paradigma.

Billiken: Sofía, para vos, ¿por qué es importante que los jóvenes asuman más protagonismo en estos temas?
Sofía: Hay varias razones. La principal es que mi generación y las que vienen después, van a ser los que más van a sufrir las consecuencias. Si no nos dan una oportunidad de expresarnos y aprender, no vamos a tener la suficiente experiencia para solucionar este problema. En mi opinión, creo que hay cosas que se les ocurre a mí generación que a un adulto nunca se le hubiese ocurrido. Creo que la oportunidad nos puede ayudar mucho en el futuro.

Billiken: A lo largo de toda esta experiencia que viviste en este último tiempo, seguro fue muy importante el acompañamiento de toda la comunidad educativa ¿Cuál es el rol que juegan los docentes y las familias para que los jóvenes puedan expresarse?
Sofía: Los adultos tienen una responsabilidad enorme, no solo con cuidarnos y enseñarnos, sino con darnos la oportunidad de hacer estas cosas. Si no fuese por los directores, por Rocío y por el colegio, yo no estaría acá. Ellos son los que tienen que cambiar su forma de pensar y hacer cosas por nosotros. Ellos son los que se encargan de hacer la cosas y eso tiene una responsabilidad. Somos nosotros parte de su responsabilidad.