Tiene 18 años de historia y todas sus construcciones conservan un estilo de arquitectura británico. Sin embargo, perdió a todos sus vecinos al poco tiempo de su fundación.
En la actualidad, la ciudad china de Shanghái tiene más de 26 millones de habitantes. Por lo tanto, a comienzos del siglo XXI se propuso la construcción de Thames Town para intentar alejar a los nuevos vecinos del centro de la urbanización mencionada.
De todas formas, el plan no salió como se esperaba. Es decir, la ciudad moderna, que se caracterizó por seguir un estilo de arquitectura británica y que homenajeó al río Támesis de Londres con su nombre, se fundó en tiempo y forma. Sin embargo, nunca logró la permanencia de sus vecinos.
Actualmente, este pequeño barrio de las afueras de Shanghái se conserva en perfecto estado y recibe la visita de turistas nacionales e internacionales. En otras palabras, se convirtió en un punto turístico.
Tras presentar el proyecto en 2001, cientos de trabajadores se trasladaron hasta los terrenos designados para la construcción de Thames Town, a 30 kilómetros de Shanghái, para iniciar la obra.
Finalmente, después de cinco años, la moderna urbanización se fundó en 2006. En aquel momento, su apertura se convirtió en una noticia mundial, porque sorprendía con sus calles de adoquines, sus comercios clásicos y la fachada de sus enormes viviendas.
Pero, aunque tenía numerosos puntos positivos, pocas personas demostraron su interés en comprar las casas y esto convirtió a Thames Town, en poco tiempo, en una “ciudad fantasma”.
Un dato a tener en cuenta es que muchas propiedades de Thames Town nunca se vendieron. De todas formas, algunas casas, así como también un puñado de comercios, llegaron a instalarse en el lugar.
Entonces, ¿por qué fracasó este proyecto de China? ¡Por los precios de cada inmueble! La ciudad tuvo una escasa cantidad de vecinos, porque casi ningún habitante de Shanghái quería y/o podía comprar una casa en el lugar.
En este contexto, y ante los bajos ingresos, todos los comerciantes de Thames Town abandonaron las instalaciones y, ante el aislamiento que este proceso ocasionó, llevó a que las pocas personas que se habían mudado al sitio, tomaran la misma decisión.
Thames Town, que se pensó como una moderna e innovadora ciudad de un kilómetro cuadrado, capaz de albergar hasta 10.000 personas, quedó vacía pero nunca perdió su estilo.
Es decir, a pesar de la falta de vecinos, las autoridades locales decidieron conservar y mantener en perfecto estado las construcciones. Es por eso que, al observar el sitio en fotos, no es perceptible su estado de abandono.
Además, el hecho de que no tenga residentes permanentes, no significa que es un lugar olvidado. Gracias a la belleza de su arquitectura, con el correr de los años se convirtió en un punto turístico y en un escenario ideal para hacer fotos de cumpleaños y casamientos, entre otros eventos similares.
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