The Rolling Bridge: un extraño puente rodante y octogonal

The Rolling Bridge es el nombre que recibe un curioso puente rodante de Londres, Inglaterra, que, como su nombre lo indica, puede pasar de ser una figura octogonal a una pasarela convencional en cuestión de minutos. 

Tras un largo periodo de estudios, este cruce peatonal se inauguró en 2004 y, desde entonces, se ha convertido en una importante atracción turística de la capital británica. 

Y, a pesar de que está preparado para facilitar el paso de embarcaciones, el canal que cruza por debajo del famoso puente no permite el ingreso de ningún tipo de navío. 

¿Quién creó The Rolling Bridge?

Este curioso puente surgió gracias a un proyecto de Thomas Heatherwick, quién trabajó durante años para crear un cruce peatonal capaz de retraerse hasta formar un octágono, cuando no es utilizado. 

Además, en esta iniciativa también participaron las oficinas de Grand Union Canal, que, a su vez, es el sitio en donde se instaló The Rolling Bridge. 

Por lo tanto, aquellos turistas que deseen viajar a conocerlo, deberán desplazarse hacia el norte de Londres, para llegar precisamente a Paddington Basin, cerca de Hyde Park. 

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¿Cómo funciona The Rolling Bridge?

Como era de esperar, ​​The Rolling Bridge completa todos sus movimientos gracias a un sistema de ingeniería avanzada, que consta de ocho secciones triangulares articuladas a nivel de la pasarela, que pueden plegarse mediante 14 cilindros hidráulicos. 

Por lo tanto, el puente británico permanece cerrado, en forma octogonal, hasta que un peatón necesita utilizarlo. En ese caso, el cruce se activa y, luego de extenderse por completo, se transforma en una estructura recta de 12 metros de longitud. 

Y, si bien no tiene las dimensiones ni la estructura necesaria para soportar el peso de un vehículo, The Rolling Bridge se construyó con acero y madera. Por lo tanto, puede resistir el cruce de varias personas al mismo tiempo. 

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¿Por qué ningún barco puede atravesar el canal cuando el puente se retrae?

El extraño puente londinense, que tuvo un costo de construcción de 500.000 libras esterlinas y ganó el Premio de Diseño de Acero Estructural Birtánico de la Asociación Británica de Construcción de Acero, no se debe retraer para permitir el paso de los barcos. 

Sucede que la cuenca que está por detrás del puente permanece ocupada por una fuente y, al mismo tiempo, bloqueada por una barrera de acero a nivel de la superficie. 

Finalmente, además de que el cruce de los navíos no está permitido, esta travesía también sería muy compleja ya que The Rolling Bridge puede demorar hasta cinco minutos en completar sus movimientos.