Es recordada como la única goleta de siete mástiles de la historia, alcanzaba una altura máxima de 58 metros y se hundió hace 116 años.
A comienzos del siglo XX, Estados Unidos sorprendió con la construcción del barco a vela más grande del mundo, que se llamaba Thomas W. Lawson y se destacaba por sus siete mástiles.
Su viaje inaugural tuvo lugar en septiembre de 1902 y desde un primer momento sobresalió gracias a la cantidad de espacio disponible para transportar grandes cargamentos.
Sin embargo, los marineros de la época señalaban que el barco era muy lento, difícil de maniobrar y, en ocasiones, inestable. Es por eso que, luego de batallar con una tormenta, se hundió en 1907.
El barco a vela más grande del mundo se diseñó con el objetivo de que preste servicio sobre el Océano Pacífico. Pero la mayoría de sus viajes se organizaron para trasladar carbón sobre la costa oriental de Estados Unidos.
De todas formas, su enorme estructura fue desmantelada en 1903, con el fin de que la embarcación pueda ser remolcada como una lancha para transportar petróleo en cajas.
Finalmente, en 1906 el Thomas W. Lawson recuperó su formato original y entró en su última faceta como un navío comercial, al convertirse en el primer petrolero a vela.
Según los registros, el barco a vela más grande del mundo podía trasladar hasta 60.000 barriles de petróleo en un solo viaje, que en ocasiones se organizaban a través del Océano Atlántico.
Y, aunque su futuro era prometedor, una serie de malas decisiones, sumada a las difíciles características del barco y las condiciones del clima, terminaron con la destrucción del navío a tan solo cinco años de su estreno.
Antes de narrar los sucesos que desencadenaron el temprano naufragio del barco a vela más grande del mundo, es importante resaltar por qué recibe este título, que aún lo conserva.
Además de ser el único navío del mundo con siete mástiles, que alcanzaban una altura de 58 metros, el Thomas W. Lawson sobresalió entre otros barcos de la época porque:
Por último, dentro de sus características negativas, desde su diseñador hasta la mayoría de los tripulantes que viajaron en el barco, resaltaban que:
El miércoles 19 de noviembre de 1907, el barco Thomas W. Lawson partió del puerto de Filadelfia, Estados Unidos, con 17 tripulantes que tenían la intención de cruzar el Océano Atlántico y llegar a Londres, Inglaterra.
Aquél viaje incluía el traslado de 58.000 barriles de aceite parafina y todo había sido planificado para que la travesía se completara en optimas condiciones. Sin embargo, ocurrió todo lo contrario.
Mientras el barco abandonaba el territorio estadounidense, una fuerte tormenta interrumpió las tareas cotidianas para los marineros, que no pudieron evitar la pérdida de varias velas, la rotura de la escotilla número seis y el extravío de todos los botes salvavidas.
Sin embargo, por orden del capitán, el barco a vela más grande del mundo no se desvió de su ruta original y la tripulación, compuesta por norteamericanos, escandinavos, un alemán y un inglés, cumplió con lo establecido.
Al mes siguiente, cuando el Thomas W. Lawson navegaba cerca de las Islas Sorlingas, muy cerca de Reino Unido, una nueva tormenta cayó sobre el navío, que intentó batallar con el clima durante horas.
En un primer momento, el capitán ordenó echar el ancla y pasar la noche en el lugar. Pero, tras una visita inesperada de los lugareños, que se acercaron para ofrecer ayuda, el viaje continuó.
La leyenda cuenta que el marinero de máxima autoridad rechazó los botes salvavidas, pero aceptó que un experto de la región lo ayude a transitar por el lugar.
Tras la incorporación de un nuevo tripulante, el barco a vela más grande del mundo intentó alcanzar las costas de Reino Unido. Pero eso nunca ocurrió, ya que, pasada la medianoche, el temporal empeoró.
El registro histórico señala que fuertes olas golpearon el navío y este no pudo evitar chocar contra grandes paredes de piedra. Acto seguido, perdió sus siete mástiles, la estructura colapsó y se hundió, derramando miles de barriles de parafina al mar.
Este accidente, también recordado como el primer desastre ecológico por petróleo de la historia naval, ocasionó el fallecimiento de 16 de los 18 marineros a bordo. Los únicos dos sobrevivientes fueron rescatados durante luego del amanecer.
Y en cuanto al barco a vela más grande del mundo, tras naufragar a la 1.50 del sábado 14 de diciembre de 1907, se sumergió a 17 metros de profundidad. Sus restos, que permanecen en el mismo lugar desde hace 116 años, son visitados frecuentemente por buzos de todo el mundo.
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