A pesar de que los navíos eran el medio de transporte más importante, hasta fines del siglo XIX se desplazaban muy lento. Pero todo cambió cuando se presentó Turbina y rompió el récord mundial. 

Esta pequeña embarcación, que se estrenó el 2 de agosto de 1894, muy pronto se convirtió en la más rápida del mundo, gracias a su motor de 2.100 caballos de fuerza, que era impulsado por una turbina de vapor sin precedentes. 

Entonces, luego de las primeras pruebas y demostraciones alrededor del mundo, el barco más rápido del siglo XIX se ganó el apodo de “el galgo del océano”.

¿Cuál es la historia de Turbina? 

Tras la invención de la turbina de vapor en 1884 y la creación de una empresa que las fabricó desde 1893, los trabajadores del astillero inglés Brown and Hood se esforzaron para crear un barco experimental que sería propulsado con el artefacto mencionado. 

Rápidamente, luego de crear una pequeña embarcación de 31,93 metros de longitud y 45,2 toneladas de peso final, lo botaron a mediados de 1894 y procedieron a organizar las primeras pruebas. 

Lamentablemente, debido a una falla en el motor, sus primeros recorridos fueron problemáticos y el público perdió interés en la embarcación. 

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Por lo tanto, su dueño decidió trasladar (sin avisar) la embarcación hasta el evento de Navy Review, para el Jubileo de Diamante de la Reina Victoria en 1897. Allí, Turbina realizó pasadas muy exitosas y demostró su gran velocidad. 

Según los registros, el barco se convirtió en el más veloz del siglo XIX al lograr una marca máxima de 34,5 nudos (63,8 kilómetros por hora).

¿En qué año se retiró esta embarcación? 

Luego de su exitosa demostración, que sirvió como punto de partida para el diseño de nuevos navíos propulsados por una turbina de vapor, el famoso barco realizó pequeños viajes por Europa. 

Por ejemplo, en 1900 se presentó en la Exposición de París, donde nuevamente logró alcanzar su velocidad máxima. 

Y, aunque todo marchaba bien, su declive inició el 11 de enero de 1907, cuando recibió el impacto del barco Crosby, que dañó su estructura a punto crítico y lo dejó al borde del retiro. 

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Por fortuna, Turbina se reparó y estuvo presente en el viaje inaugural del RMS Mauritania, el 16 de noviembre de 1907. Pero, debido a una seguidilla de problemas mecánicos, no pudo acompañar al transatlántico, que se trasladó hasta el país que representaba con su nombre. 

Finalmente, ante el progreso de su deterioro, el barco más rápido del siglo XIX se retiró en 1908 y nadie supo de él hasta 1926, cuando se convirtió en una pieza de museo. 

¿Qué ha ocurrido con Turbina en el último siglo? 

Si bien Turbina no tiene contacto con el agua desde hace 115 años, su estructura principal y las piezas que lo componen han realizado múltiples viajes por el mundo en el último siglo. 

Esto se explica porque, debido a su tamaño, este navío se dividió en dos y cada mitad se colocó en un recinto distinto. Mientras que la parte trasera, sus motores y las hélices, se instalaron en el museo South Kensington de Londres, la delantera se presentó recién en 1944, dentro del Parque de Exposiciones de Newcastle.

Años después, todas las piezas de Turbina se reunieron en el Museo Municipal de Ciencia e Industria de Newcastle, donde el navío se reconstruyó y exhibió desde 1961. 

Por último, este curioso barco recibió una restauración total en 1983 y permanece casi completo en el Museo Discovery de Newcastle, ya que su motor original se conserva en el Museo de Ciencias de Londres.