Tanto en la historia original de El Eternauta como en la serie de Netflix, basada en esa historieta de Héctor Oesterheld, la nieve es el primer enemigo invisible que cambia para siempre la vida de los personajes.
Pero reproducir ese fenómeno del clima en la pantalla no era cosa sencilla: tenía que verse real, sombría y amenazante. Y para lograrlo, el equipo de producción trabajó durante meses en una "nieve" muy particular.
Los responsables del efecto no solo buscaron que se viera bien en cámara, sino que también respetara el espíritu del relato original. Según contó Revista Gente y se puede ver en los detrás de escena de Netflix, fue un proceso que combinó materiales físicos, planificación detallada y efectos digitales.
¿Cuál es el ingrediente secreto en la nieve de El Eternauta?

Para que cada escena con nieve fuera coherente, el equipo creó una guía interna llamada "la biblia de la nieve". Allí se detallaban reglas específicas sobre la textura, el comportamiento y la intensidad del fenómeno. No podía ser cualquier nevada: tenía que parecer peligrosa, uniforme y constante.
Durante el rodaje, se usaron toneladas de sal fina y bicarbonato de sodio para recrear la caída en el suelo y la acumulación en superficies. Además, algunas escenas incluyeron espuma biodegradable, nieve de papel triturado e incluso burbujas tratadas con aditivos especiales.
Lo primero y más importante, entonces, fue la fabricación la nieve, pero eso no fue todo:
- Se usaban máquinas lanzadoras para cubrir calles enteras.
- Cada escena requería entre 1 y 4 horas de limpieza posterior, según la cantidad de nieve usada.
- La recreación física fue luego reforzada con efectos digitales, especialmente en escenas donde la nieve debía flotar o tener comportamientos imposibles en la realidad.
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¿Cuántos kilogramos de sal se usaban por día?

Más allá de los recursos técnicos, buena parte del éxito del efecto de nieve en El Eternauta se debió a un trabajo manual constante. Escenógrafos, técnicos de efectos prácticos y asistentes debían aplicar y retocar la nieve entre toma y toma, cuidando que se mantuviera intacta la ilusión. En los días de rodaje más intensos, se utilizaron más de 2.000 kilogramos de sal.
El objetivo era claro: la nieve tiene que dar miedo, al igual que ocurre en la historieta original. Para eso, el ritmo de caída, la opacidad de los copos y hasta su sonido fueron cuidadosamente diseñados. Además, algunas escenas se filmaron con cámaras especiales para captar cómo la nieve interactuaba con la luz y la ropa de los personajes.

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