En el corazón de la provincia de Entre Ríos, a orillas del majestuoso río Uruguay, se encuentra un paisaje que parece sacado de un cuento: el parque nacional El Palmar. Fundado en 1966, su principal y vital objetivo es proteger una de las últimas y más importantes formaciones de palmeras Yatay (Butia yatay) del mundo. Lo que hace que este lugar sea tan especial es que es uno de los palmares naturales más australes del planeta.
El parque abarca aproximadamente 8.213 hectáreas y representa un oasis de conservación. Históricamente, estas palmeras cubrían grandes extensiones del litoral argentino y uruguayo, pero la expansión agrícola y ganadera llevó a su desaparición casi total. La creación del parque nacional El Palmar aseguró la supervivencia de este ecosistema tan particular.
Parque nacional El Palmar: el reino de la palmera yatay

La protagonista indiscutida del parque nacional El Palmar es la palmera Yatay, que puede alcanzar 15 metros de altura. Estas palmeras son de crecimiento muy lento; muchas de las que vemos hoy tienen más de 200 años de edad. Su fruto es una baya comestible, dulce y fibrosa, que sirve de alimento a muchas especies de la fauna local.
El ecosistema del parque es una combinación fascinante de diferentes ambientes:
- El palmar: los extensos llanos cubiertos por las Yatay.
- El pastizal: grandes áreas abiertas entre las palmeras, hogar de roedores y aves.
- El monte: bosques más densos cerca de los cursos de agua.
- La costa: las playas e islas que se forman sobre el río Uruguay.
El contraste entre los troncos oscuros de las palmeras, el verde intenso del pasto y el brillo del río Uruguay crea un paisaje inolvidable.
Biodiversidad y curiosidades

Visitar el parque nacional El Palmar es una aventura ideal para toda la familia. Se puede acceder fácilmente por la Ruta Nacional 14 y cuenta con senderos y pasarelas que facilitan el encuentro con la vida silvestre sin molestarla.
La fauna es abundante y variada, y es común cruzarse con ejemplares que parecen salir de un documental de naturaleza:
- El carpincho: el roedor más grande del mundo, que se mueve con tranquilidad cerca de los arroyos.
- La vizcacha: un simpático roedor de costumbres nocturnas que se asoma al atardecer.
- Aves: más de 300 especies, como el Ñandú, el Taguató y diversas especies de patos y garzas.
Además de la naturaleza, el parque conserva vestigios de la historia colonial y jesuítica. Un atractivo imperdible son las ruinas de la Calera del Palmar, una antigua construcción del siglo XVIII utilizada para producir cal a partir de conchas marinas, que fue vital en la época colonial. Este sitio, ubicado cerca del arroyo El Palmar, nos recuerda la relación histórica entre los humanos y el recurso natural.
El parque nacional El Palmar es un orgullo nacional y un ejemplo de que, con esfuerzo y conciencia, es posible preservar paisajes únicos para las futuras generaciones.

