Un día como hoy, 29 de agosto, pero de 1857, en el centro de la Ciudad de Buenos Aires ocurrió un suceso histórico: luego de una larga preparación, circuló La Porteña, considerada la primera locomotora que recorrió el suelo argentino. Al mismo tiempo, se fundó el Ferrocarril del Oeste de Buenos Aires.
Con estos sucesos, este medio de transporte se instaló en territorio nacional y, a partir de este momento, evolucionó hasta llegar a los servicios actuales.
¿Cómo se organizaron los preparativos para el primer viaje de La Porteña?
Luego de contemplar el funcionamiento y la utilidad del ferrocarril en otros lugares del mundo, las máximas autoridades de Argentina autorizaron, a mediados de 1854, la construcción del primer recorrido ferroviario del país.
Debido a que el punto con mayor densidad urbana era la ciudad de Buenos Aires, se eligió el centro porteño para avanzar con la obra, que incluyó el trabajo de cientos de profesionales y se completó en tiempo récord.
Y, en simultáneo, Argentina compró La Porteña: la primera locomotora que viajó en nuestro país, que llegó de Inglaterra junto a cuatro vagones de 5.000 kilogramos cada uno y una segunda locomotora, llamada La Argentina.
Finalmente, cuando todos los planes se concretaron, el 29 de agosto de 1857 se llevó a cabo la inauguración del Ferrocarril del Oeste de Buenos Aires y, ante una gran multitud, se realizó el primer viaje de La Porteña, que entró en servicio “público” al día siguiente.
¿Qué recorrido completó el primer tren de Argentina?
Tras la ceremonia oficial, el 30 de agosto de 1857 La Porteña se utilizó para hacer el primer viaje público. A sus vagones de madera, que tenían capacidad para 30 personas cada uno, subieron pasajeros de todas las edades que deseaban experimentar un viaje sin precedentes en el país.
Pero, ¿qué recorrido se ofrecía? Uno muy corto, en comparación a los actuales. En síntesis, solo se podía hacer un viaje de 10 kilómetros entre la Estación del Parque, emplazada en los terrenos donde hoy está el Teatro Colón de Buenos Aires, y la estación La Floresta, emplazada en el pueblo de San José de Flores, hoy identificado como el barrio porteño de Flores.
Gracias a los registros, es posible confirmar que, en aquella época, había dos frecuencias diarias en ambos sentidos. Luego, debido al éxito, se sumó una tercera, durante la noche. Esto permitió que, al cerrar el año 1857, más de 56.000 personas hayan utilizado el ferrocarril. Una cifra alta, al tener en cuenta que la población de Buenos Aires era, en ese momento, de 170.000 habitantes.
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Por otro lado, es relevante mencionar que La Porteña, que pesaba más de 15.000 kilogramos, era capaz de viajar a una velocidad máxima de 25 kilómetros por hora por las calles Lavalle, Santos Discépolo, parte de la avenida Corrientes y la avenida Pueyrredón, entre otros puntos urbanos. En la actualidad, prácticamente no hay rastros del trazado.
Otra de las curiosidades es que el primer maquinista se llamó Alfonso Covassi y era oriundo de Italia, donde aprendió a controlar locomotoras de estas características.
¿Dónde está La Porteña?
Ante su éxito, La Porteña estuvo en servicio hasta agosto de 1889, cuando se sustituyó por máquinas más modernas. Sin embargo, permaneció en uso durante una década más, exclusivamente en tareas de maniobras.
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Por fortuna, la locomotora resistió al paso del tiempo y se conservó en buen estado. Quienes deseen conocerla, deberán viajar al Museo Provincial de Transportes, emplazado en el Complejo Museográfico Provincial “Enrique Udaondo”, en la ciudad bonaerense de Luján.
