La primera escalera mecánica de Latinoamérica se instaló en la línea B del subterráneo de Buenos Aires, Argentina, en 1930. Fue una de las innovaciones tecnológicas que se presentaron en su inauguración.
Desde entonces, comenzaron a ser vistas en otras estaciones de distintos medios de transporte. En 1934, en la combinación con el Ferrocarril Sud en Constitución, colocaron una que tenía una particularidad: un "descanso mecánico" a mitad de su recorrido. Al popularizarse esta tecnología, todas las líneas consiguieron las suyas. La primera que tuvo el subte A fue en la estación en la boca sudoeste de Acoyte.
La primera escalera mecánica de Argentina estuvo el la Línea de subte B
La obra fue aprobada por el Congreso Nacional en 1912, con la sanción de la ley 8.870. La línea B fue inaugurada en 1930, 17 años después que la A, que se lleva el título de ser el primer subte de América Latina. Además de ser la primera en contar con escalera mecánica, también fue pionera en el uso de molinetes.
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Durante su construcción, se hallaron dos tipos de restos fósiles: en la excavación para construir la primera estación, encontraron un "elefante" americano de la Era Cuaternaria, que hoy se exhibe en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata. En Villa Ortúzar, al realizar las obras de extensión, desenterraron a un gliptodonte, ahora expuesto en la estación Tronador.
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Hoy en día, es la más utilizada de la Ciudad de Buenos Aires. Se extiende por 11,8 kilómetros y sus cabeceras son Leandro N. Alem y Juan Manuel de Rosas y el tiempo de viaje entre una y otra es de aproximadamente 30 minutos.
Fotos del Archivo General de la Nación
