El Puente Colgante de Santa Fe es uno de los íconos más reconocibles del litoral argentino. Su construcción comenzó en 1924 y fue inaugurado oficialmente en 1928 con el objetivo de vincular la ciudad con la zona de la Costa y mejorar la conexión con la laguna Setúbal. Su diseño, inspirado en los grandes puentes colgantes del mundo, incluyó torres metálicas, cabos de acero y un tablero sostenido sobre pilas firmemente ancladas.
Con 297 metros de longitud, una estructura totalmente metálica y un estilo arquitectónico único para la época, la obra se convirtió en un símbolo de modernidad. Además, funcionó durante décadas como vía estratégica para el tránsito, pero también como uno de los puntos panorámicos más apreciados por residentes y visitantes.
Con el paso de los años, el puente sufrió diversas intervenciones de mantenimiento, aunque muchas veces insuficientes. La creciente del río, las vibraciones constantes y el desgaste natural comenzaron a dejar sus marcas. A comienzos de los años ’80, su estado estructural ya preocupaba a especialistas y autoridades.
El colapso de 1983: qué ocurrió aquella tarde de tormenta con el Puente Colgante de Santa Fe
La tarde del 28 de septiembre de 1983, a las 16:25, el Puente Colgante de Santa Fe protagonizó un hecho inesperado y trágico para el patrimonio local. Una fuerte tormenta, sumada al deterioro de los tensores y al debilitamiento profundo de una de las bases del puente, provocó que una de sus torres cediera repentinamente. En cuestión de minutos, el tablero se inclinó, los cables se cortaron y la estructura terminó desplomándose sobre la laguna Setúbal.
Si bien no hubo víctimas fatales, la caída generó conmoción en toda la ciudad. El colapso marcó un antes y un después en la relación de Santa Fe con su patrimonio histórico y con la necesidad de preservar sus obras de ingeniería.
La reconstrucción del Puente Colgante de Santa Fe y su renacer
Tras el accidente, el puente permaneció inhabilitado durante más de una década. Fue recién en los años ’90 cuando se aprobó un ambicioso proyecto de restauración que buscó respetar el aspecto original, pero incorporando tecnologías modernas y nuevos materiales de refuerzo.
Las obras avanzaron durante varios años, y finalmente, en 2002, el Puente Colgante de Santa Fe fue reinaugurado y reabierto al tránsito. Desde entonces, volvió a convertirse en uno de los puntos turísticos más importantes de la ciudad, especialmente al atardecer, cuando su iluminación destaca la silueta metálica sobre la laguna.
Hoy se lo puede visitar fácilmente desde la costanera santafesina, recorrer su pasarela peatonal, apreciar su vista panorámica o fotografiarlo desde distintos ángulos a lo largo de la ribera. Además, su iluminación nocturna y su cercanía con parques y paseos costeros lo transformaron en un punto clave del turismo urbano.
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Curiosidades y legado del puente más emblemático de la región
El Puente Colgante de Santa Fe no solo es una obra de ingeniería destacada, sino también un símbolo emocional para la comunidad santafesina. Algunas curiosidades que completan su historia:
- Fue uno de los primeros puentes colgantes del país.
- Su color original, rojo intenso, se mantuvo en la mayoría de sus restauraciones.
- Es uno de los atractivos más fotografiados de Santa Fe.
Su renacimiento en 2002 demostró el valor que la ciudad le otorga a su identidad arquitectónica y a su relación con el río. Hoy, restaurado y en funcionamiento, sigue recordando aquel episodio de 1983 que lo transformó para siempre.
