Un silvicultor de la compañía Hampton Lumber, dedicada a la elaboración de productos de papel y forestales, creó una obra de arte en medio de la naturaleza. ¿Cómo? Plantando una comunidad de arboles alerces en el bosque de Douglas de Oregón para que en él se viera una carita feliz.
El emoticón se puede ver desde el cielo, sin embargo no siempre está presente, ya que es casi invisible en primavera y verano, cuando todos los árboles están verdes, y destaca principalmente en otoño.
¿Por qué se formó una carita feliz en el bosque?
El rostro expresivo está conformado por alerces occidentales ―unos arboles grandes y amarillos― plantados de forma creativa en el centro de un bosque de abetos de Douglas ―también conocidos como "pinos de Oregón"―. A diferencia de estos últimos y de la mayoría de las plantas coníferas, los cuáles permanecen verdes todo el año, el alerce se vuelve amarillo en otoño y pronto pierde sus pinches.
La carita que resultó de la obra tiene más de 90 metros de diámetro y, obviamente, se convirtió en un punto de interés para el condado rural de Polk que la alberga.
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El arte de la reforestación
La mezcla de abetos Douglas y alerces surgió durante una reforestación pasada de la zona. El proceso de re-plantación no fue una ocasión única e irrepetible.
Después de la tala, los silvicultores de Hampton y Lumber suelen diseñar y aplicar planes para garantizar el rebrote de un bosque sano. Dependiendo de la ubicación y el entorno, se suelen plantar varias especies de árboles diferentes en un mismo espacio.
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La idea de la carita feliz surgió de David Hampton y del antiguo director de explotación forestal de la empresa, Dennis Creel. Cuando talaron el lugar se dieron cuenta que la zona era muy visible para la gente que circulaba por la autopista 18, así que aprovecharon la oportunidad de divertirse un poco.