Una nube se forma por la mezcla de la acumulación de cristales de hielo y gotas de agua microscópicas suspendidas en la atmósfera. Por lo general, no tocan el suelo y se las conoce científicamente como hidrometeoro.
Usualmente, son blancas, pero pueden volverse grises, al aumentar su espesor óptico, es decir la cantidad, o no, de luz que deja pasar a través de ella. Por eso, cuando llueve, están más oscuras, porque son más densas y no dejan pasar los rayos de sol.
Las nubes se pueden clasificar de distintas maneras. Una de ellas tiene que ver con la altura a la que se encuentran. También se pueden dividir por género:
- Cirrus, Cirrocumulus y Cirrostratus, que pertenecen al nivel alto,
- Altocumulus, Altostratus y Nimbostratus, que pertenecen al nivel medio,
- Stratus, Stratocumulus, Cumulus y Cumulonimbus, que pertenecen al nivel bajo.
Como cualquier cuerpo existente, las nubes tienen un peso.
¿Cómo se determina el peso de una nube?
Las pequeñas gotas de agua que las conforman no pesan mucho. En el momento en que empiezan a fundirse entre ellas, llegan al tamaño y al peso que les permitirá caer en forma de lluvia.
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El peso depende del tipo de nube que sea. Hay que tener en cuenta su tamaño y su densidad. La nube "común" que se ve en el cielo todos los días, que en promedio representa un kilómetro cúbico de volumen, pesa cerca de 550 toneladas.
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En cambio, las nubes de tormenta, que suelen ser las más grandes y las más densas de todas, pueden llegar a pesar alrededor de 700.000 toneladas y hay algunas que llegan a un millón.