La Isla de Navidad es una pequeña joya tropical ubicada a unos 2.600 kilómetros al noroeste de Perth, Australia, y a tan solo 350 kilómetros al sur de Java, Indonesia. Este territorio australiano cuenta con una superficie de 135 km² y una población que apenas supera los 1.800 habitantes, concentrados principalmente en la localidad de Flying Fish Cove.
Su nombre fue otorgado en 1643 por el capitán británico William Mynors, quien avistó la isla el 25 de diciembre, día de Navidad. Aunque permaneció deshabitada por siglos, en el siglo XIX fue poblada y comenzó a desarrollarse gracias a la explotación de fosfatos.
¿Qué hace tan especial a la Isla de Navidad?

A pesar de su tamaño reducido, la Isla de Navidad es famosa en el mundo por su extraordinaria biodiversidad y por uno de los fenómenos naturales más impresionantes del planeta: la migración anual de cangrejos rojos. Millones de estos crustáceos recorren la isla desde el bosque hasta el mar para reproducirse, pintando de rojo caminos, senderos y playas.
Además, más del 60% de su territorio es Parque Nacional, lo que garantiza la preservación de sus selvas tropicales, acantilados y arrecifes coralinos. Entre las actividades más populares para los visitantes se encuentran:
- Buceo y snorkel en arrecifes vírgenes.
- Caminatas por senderos que atraviesan selvas y cascadas.
- Observación de aves marinas únicas de la región.
Turismo y hospedaje en un paraíso aislado
Visitar la Isla de Navidad es toda una aventura. Se llega principalmente en avión desde Perth o desde la vecina Isla Cocos (Keeling). No hay cadenas hoteleras masivas, sino pequeños alojamientos, guesthouses y eco-lodges que priorizan la conexión con la naturaleza.
Entre sus principales puntos de interés se destacan:
- Flying Fish Cove, con aguas cristalinas y arena blanca.
- The Blowholes, formaciones rocosas donde el mar “respira” con fuerza.
- Dolly Beach, considerada una de las playas más hermosas y solitarias del mundo.
Isla de Navidad: un destino para quienes buscan lo auténtico

La Isla de Navidad no es un destino de turismo masivo, y esa es justamente su magia. Su ubicación remota, sus paisajes intactos y su singular historia la convierten en un lugar único para quienes desean desconectarse del mundo y adentrarse en un entorno natural sin igual.
Este paraíso australiano sigue siendo un rincón poco explorado del planeta, pero quienes lo visitan regresan con la sensación de haber descubierto un secreto bien guardado en medio del océano.

