En Siberia (norte de Rusia), en una región donde el suelo permanece congelado casi todo el año, un grupo de científicos encontró gusanos microscópicos que habrían "dormido" durante más de 46.000 años y que, al descongelarse, volvieron a moverse.
El descubrimiento se remonta al verano de 2002, cuando el científico ruso Serguéi Gubin exploraba un enorme acantilado sobre el río Kolyma, en el noreste de Siberia. Allí, el permafrost —suelo congelado de forma permanente— funciona como una verdadera cápsula del tiempo, capaz de conservar restos de plantas y animales durante miles de años.
A unos 40 metros de profundidad, el equipo halló una antigua madriguera de un suslic ártico, un roedor similar a la marmota. Dentro de esa cámara sellada, junto a semillas y restos vegetales, había pequeños gusanos congelados.
¿Qué son estos gusanos y cómo sobrevivieron?
Los protagonistas de esta historia son nemátodos de la especie Panagrolaimus kolymaensis. Según los investigadores, estos gusanos habrían sobrevivido gracias a un proceso llamado criobiosis, un estado de latencia extrema que permite resistir temperaturas muy bajas durante largos períodos.
En laboratorio, y recién 16 años después del hallazgo, la paleobióloga Anastasia Shatilovich rehidrató las muestras congeladas. Para sorpresa del equipo, dos de los gusanos comenzaron a moverse. Estudios posteriores, basados en la datación por carbono 14 de los restos orgánicos de la madriguera, indicaron una antigüedad de entre 45.800 y 47.700 años.
Según explicó el equipo, estos gusanos utilizan un mecanismo conocido en otros nemátodos: pierden casi toda el agua de su cuerpo y producen una sustancia llamada trehalosa, un azúcar que protege sus células del daño causado por el hielo. Así, su metabolismo se reduce al mínimo hasta que las condiciones vuelven a ser favorables.
¿Qué problemas tiene el descubrimiento?
Aunque el hallazgo es impactante, no está libre de debate. Un primer problema es lo que algunos científicos señalaron: que no se puede descartar una posible contaminación de las muestras. Aun así, el estudio fue publicado y analizado por la comunidad científica internacional.
Si se confirma, el caso de estos gusanos superaría ampliamente otros récords conocidos de supervivencia en estado latente. Hasta ahora, los ejemplos más extremos incluían nemátodos que habían resistido algunas décadas, no decenas de miles de años.
Pero hay un segundo problema: este descubrimiento también vuelve a poner el foco en el permafrost y su deshielo. Con el aumento de las temperaturas globales, podrían reactivarse microorganismos antiguos, algunos potencialmente peligrosos para humanos y animales.
Sin embargo, el hallazgo abre nuevas oportunidades para la ciencia. Estudiar a P. kolymaensis permitiría comparar organismos separados por decenas de miles de años y entender mejor cómo evolucionan las especies a lo largo del tiempo.
Fuente: National Geographic.