El olinguito (Bassaricyon neblina) es un mamífero pequeño, de aspecto adorable y pariente de los kinkajúes. Descubierto oficialmente en 2013, es la única especie del género Bassaricyon identificada en América en más de 35 años.
Este tímido animal habita los bosques nubosos del Oeste de los Andes, principalmente en Colombia y Ecuador, a altitudes que oscilan entre los 1.500 y 2.700 metros sobre el nivel del mar. Su entorno preferido es el bosque andino, un ecosistema lleno de vegetación densa, lluvias suaves y árboles perenne.
Características del olinguito
El olinguito posee rasgos que lo hacen encantador:
- Pelaje: denso, de tono rojizo, cabello suave al tacto.
- Ojos grandes, adaptados a su actividad principalmente nocturna.
- Tamaño pequeño, con una longitud corporal de solo unos 35 cm y una cola que alcanza otros 40 cm.
- Dieta frugívora, aunque también consume néctar, insectos y pequeños vertebrados.
Su rostro puede hacer creer que es un cruce entre un gato y un mapache, pero su parentesco más cercano está con los kinkajúes, dentro de la familia Procyonidae.
Descubrimiento y estado de conservación
El estudio realizado en 2013, liderado por científicos estadounidenses y colombianos, demostró que el olinguito era distinto de otras especies existentes, tanto por su genética como por su morfología y comportamiento.
Desde su descubrimiento, se consideró vulnerable debido a la fragmentación de su hábitat y la deforestación en los Andes. La conservación del bosque nuboso es clave para protegerlo, ya que es un ecosistema vital para muchas especies en riesgo.
Curiosidades del olinguito
- Año de descubrimiento: 2013.
- Región: Andes de Colombia y Ecuador.
- Actividad: nocturna y arbórea.
Además, su hallazgo fue portada de revistas científicas y medios masivos, porque representa el felino más recién descubierto en América, una noticia inesperada que mostró que aún hay secretos por revelar en nuestros bosques.
El olinguito no solo es una prueba de que la naturaleza sigue sorprendiendo, sino también un llamado a cuidar los bosques andinos que lo albergan. Ese pequeño habitante peludo de los árboles resalta la importancia de conservar la biodiversidad y aprender a valorar cada nueva especie descubierta.