Durante gran parte de la historia de la Tierra, los continentes no siempre ocuparon el lugar que tienen en la actualidad. Hace más de 200 millones de años, existía un único supercontinente: Pangea. Esta gigantesca extensión de tierra estaba rodeada por un océano global y concentraba en su interior ecosistemas variados y especies que luego se dispersaron con su ruptura.
El nombre “Pangea” se divide en dos: "pan" (todo) y "gea" (tierra), por lo que quiere decir algo así como “toda la Tierra”. Fue propuesto en 1915 por el meteorólogo alemán Alfred Wegener, creador de la teoría de la deriva continental.
¿Qué tamaño tenía el supercontinente?
Pangea era descomunal. Según estudios geológicos, reunía prácticamente todas las masas continentales de la superficie terrestre en una sola placa. Se estima que cubría alrededor de un tercio del planeta, mientras que el resto estaba ocupado por el océano Panthalassa.
Entre sus características más llamativas se destacan:
- Se formó hace unos 335 millones de años, durante el periodo Carbonífero, y dejó de existir entre hace 200 y 175 millones de años.
- Su extensión permitió la interacción entre especies que hoy habitan en continentes distintos.
- En su interior había regiones desérticas enormes debido a que gran parte de la tierra estaba alejada del mar.
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Esta configuración única influyó en la evolución de la vida. Al estar unidos, los continentes permitieron que plantas y animales se desplazaran sin las barreras naturales que hoy representan los océanos.
La separación de Pangea y el nacimiento de nuevos continentes
Hace unos 200 millones de años, en pleno Jurásico, Pangea comenzó a fracturarse debido a los movimientos internos de la Tierra. La energía liberada desde el manto terrestre produjo fisuras que abrieron paso a nuevos océanos y dieron origen a dos grandes bloques:
- Laurasia, en el norte.
- Gondwana, en el sur.
Laurasia incluía las tierras que hoy corresponden a América del Norte, Europa y gran parte de Asia. Por su parte, Gondwana agrupaba América del Sur, África, India, Australia y la Antártida. Esta división marcó el inicio de la configuración continental moderna, que siguió modificándose durante millones de años hasta llegar a la distribución que conocemos en la actualidad.
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¿Qué nos revela la historia de Pangea?
El estudio de Pangea no solo permite entender la evolución geológica del planeta, sino también la dispersión de especies y la historia climática de la Tierra. Investigaciones recientes, citadas por la USGS, señalan que los continentes actuales siguen desplazándose lentamente y que, en millones de años, podrían volver a unirse en un nuevo supercontinente.
Así, Pangea no fue un episodio aislado, sino parte de un ciclo natural de formación y fragmentación de masas continentales que acompaña la dinámica de nuestro planeta desde hace cientos de millones de años.