Adquirió su género actual en 1879, se la confundió durante décadas con una especie de África y sobrevive en el interior de muchas viviendas.
En diversos países de Latinoamérica existe una planta tóxica, llamada punta de flecha, que a simple vista tiene un aspecto similar a cualquier otra especie pero que, al conocer sus características, es posible confirmar lo contrario.
Conocida como “Syngonium podophyllum” por su nombre científico, los ejemplares de esta especie crecen con facilidad en su hábitat natural e incluso resisten en tierras alejadas de su espacio nativo, como las de América del Norte.
Y, aunque muchas personas la cultivan con el objetivo de decorar sus viviendas, todos los propietarios deben tener en cuenta qué tipo de toxinas tienen los ejemplares y qué hay que hacer para evitar sufrir sus consecuencias.
Como ya hemos mencionado, la planta punta de flecha es nativa de todos los países latinos que hay entre México y Bolivia. Es por eso que, tras esta descripción geográfica, es posible confirmar que resiste a diversos climas y terrenos.
De todas formas, debido a su belleza, con el correr de los años se ha expandido y, en la actualidad, integra numerosos jardines de América del Norte, emplazados en Florida, Texas e incluso Hawaii.
La planta punta de flecha, como consecuencia de su enorme distribución, ha recibido numerosos nombres. Es por eso que, en la actualidad, también se llama:
Por último, es necesario mencionar que los últimos dos nombres (Árbol de hoja perenne de África y Nephthytis) son incorrectos. Estos surgieron porque hasta mediados del siglo XIX se pensaba que esta especie crecía en África. Con el paso del tiempo se comprobó que eran plantas distintas pero, en la sociedad, el nombre permaneció y aún se utiliza.
Antes de explicar por qué ésta planta, nativa de Latinoamérica, es tóxica, es relevante mencionar algunas de sus otras características que la convierten en una especie única.
Es por eso que, tras observar las fotos de esta nota, todo curioso debe recordar que:
La planta punta de flecha no presenta un peligro extremo porque puede ser manipulada por cualquier persona e integrar el jardín de numerosas viviendas y/o construcciones.
Pero, debido a las propiedades de su savia, pueden causar un dolor severo en la boca de animales y/o seres humanos que, por equivocación, ingieren algunas de sus hojas.
Además, si esta planta tiene un contacto directo y duradero sobre la piel de una persona, puede producir una sensación de ardor, como consecuencia de su ácido oxálico que, al mismo tiempo, es capaz de generar incluso daños oculares.
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