Es uno de los animales más temidos y conocidos, que puede llegar a medir siete metros y pesar 130 kilogramos.
Sudamérica es uno de los subcontinentes con mayor biodiversidad del mundo. Entre selvas, montañas y estepas, habitan los animales más curiosos y temibles del planeta. Uno de ellos es la serpiente constrictora más grande del mundo.
Se trata de la anaconda verde, un especie que pertenece a la familia de las boas y que se encuentra en distintos países de Sudamérica. Puede alcanzar un tamaño impresionante, y aunque se piense que es venenosa como muchas otras serpientes, en realidad ataca a sus presas de otra manera.
Que sea constrictora, precisamente, quiere decir que utiliza un método de estrangulamiento para capturar a otros animales. Gracias a su enorme y pesado cuerpo, es capaz de ejercer una fuerza tal sobre su presa que no le deja escapatoria, asfixiándola en cuestión de minutos.
La anaconda verde es un animal que se caracteriza por habitar en zonas tropicales, y siempre se la encuentra cerca de lagos, ríos y pantanos del norte de Sudamérica. Si bien es más predominante en Brasil y Venezuela, también puede encontrarse en:
Así, es un animal característico de la zona del Amazonas, pero que también habita en las cuencas de ríos como la del Paraná y la del Paraguay.
La anaconda verde se caracteriza por presentar dimorfismo sexual, es decir que existen variaciones físicas entre los sexos de la misma especie. Mientras que el tamaño promedio en las hembras puede variar entre los 5 y los 6 metros, en los machos es de entre 2.5 y 4 metros. En muy pocos casos se reportaron ejemplares que alcanzaron los 9 metros.
Como puede apreciarse en las imágenes, el color de su piel es gris verdoso, con motas redondeadas de color oscuro y un vientre blanco amarillento. Se distingue, además, por su gran masa corporal, un factor clave al momento de atrapar a sus presas.
La anaconda verde es igual de popular que de temida. Por su gran tamaño corporal, es común que produzca miedo tanto en seres humanos como en animales más pequeños. A nadie le gustaría ser devorado por la serpiente constrictora más grande del mundo.
Aunque se reportaron ataques en seres humanos, son tan poco frecuentes que no hay registro estadístico al respecto. Por lo tanto, no hay que temer en lo que respecta a las anacondas verdes, que prefieren alimentarse de:
Cada vez que atrapa a sus presas, puede tardar muchas semanas en deglutirlas, por lo que queda en un estado de letargo hasta que logre completar la digestión.
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