Simien: el sorprendente parque nacional de Etiopía que alberga a la cuarta montaña más alta de África

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Billiken te invita a explorar el Parque Nacional Simien, un paraíso de biodiversidad y picos desafiantes. Conocé la historia de este Patrimonio de la Humanidad, su fauna única y el imponente monte Ras Dashen, el punto más alto de este país africano.
Naturaleza
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Etiopía es una tierra de contrastes y leyendas, pero si hay un lugar que deja sin aliento a exploradores y científicos por igual, es el macizo de las montañas Simien. Allí se encuentra el Parque Nacional Simien, un área protegida que se destaca no solo por su belleza visual, sino por su importancia geológica y biológica. Situado en la región de Amhara, al norte del país, este parque es uno de los pocos lugares del mundo donde la erosión creó un paisaje tan dramático, con picos que superan los 4.000 metros de altura sobre el nivel del mar, separados por valles que caen hacia la llanura.

La historia de su protección es pionera. El Parque Nacional Simien se fundó oficialmente en 1969, convirtiéndose en uno de los primeros santuarios naturales de la región. Su relevancia es tan grande que, en 1978, la UNESCO lo incluyó en su primera lista de sitios declarados Patrimonio de la Humanidad. Con una superficie de unas 16.500 hectáreas, este parque es un baluarte contra la pérdida de hábitats naturales en una de las zonas más pobladas de África.

Lo que hace que este parque sea "sorprendente" es su geografía. Hace millones de años, erupciones volcánicas masivas cubrieron la zona de lava, y con el paso de los siglos, la lluvia y el viento tallaron el terreno. Así se formó un laberinto de mesetas altas y acantilados verticales que los locales llaman "el tablero de ajedrez de los dioses".

La biodiversidad única del Parque Nacional Simien y el monte Ras Dashen

Vistas desde el Parque Nacional Simien.

Uno de los mayores atractivos de este ecosistema es su capacidad para albergar vida en condiciones extremas. Debido a su altitud, el clima es mucho más fresco que en el resto de Etiopía, lo que permite el crecimiento de una flora fascinante, como las lobelias gigantes, unas plantas que parecen palmeras prehistóricas. Pero, sin duda, el mayor orgullo del Parque Nacional Simien son sus animales endémicos, es decir, aquellos que solo viven allí.

Entre la fauna que se conserva en el parque se encuentran tres especies emblemáticas:

  • El babuino gelada: conocido como el "mono de corazón sangrante" por una mancha roja en su pecho. Son animales sociales que viven en grandes grupos y se alimentan de pasto en las praderas de altura.
  • La cabra walia: un tipo de cabra montesa de cuernos imponentes que trepa por los acantilados más peligrosos con una agilidad asombrosa.
  • El lobo etíope: es el cánido más raro y amenazado del mundo. Su pelaje rojizo lo ayuda a camuflarse mientras caza roedores en las mesetas.

Además de su fauna, el parque es hogar del gigante de Etiopía: el monte Ras Dashen. Con una altitud de 4.553 metros sobre el nivel del mar, es la montaña más alta de su país y la cuarta más alta de todo el continente africano. Escalar el Ras Dashen es el sueño de muchos montañistas, ya que desde su cima se puede observar la inmensidad de las montañas Simien perdiéndose en el horizonte.

Un viaje al techo de África: cómo visitar este tesoro natural

Plantas del parque nacional.

Visitar el Parque Nacional Simien es una experiencia educativa y de aventura. La mayoría de las expediciones comienzan en la ciudad de Debark, donde se encuentran las oficinas administrativas del parque. Desde allí, los visitantes pueden contratar guías locales y guardaparques para recorrer los senderos que llevan a miradores naturales como el de Chennek, desde donde es común ver a las cabras Walia pastando al amanecer.

Sin embargo, la conservación del sitio no es tarea fácil. La UNESCO señaló que el crecimiento de los asentamientos humanos y el pastoreo de ganado dentro de los límites del parque representan desafíos constantes. Por eso, el turismo responsable es fundamental: al visitar este lugar, los viajeros ayudan a financiar proyectos de protección y a generar ingresos para las comunidades locales, incentivando el cuidado de este patrimonio mundial.

En definitiva, el Parque Nacional Simien es un recordatorio de la majestuosidad de la Tierra. Sus picos que tocan las nubes y sus animales únicos nos cuentan una historia de millones de años de evolución. Es un rincón de África que merece ser conocido y, sobre todo, protegido para que las futuras generaciones también puedan asombrarse con el vuelo de los quebrantahuesos sobre el monte Ras Dashen.

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