El loro más grande del mundo no vive en América del Sur ni en las selvas tropicales, sino en un remoto archipiélago del océano Pacífico Sur. El protagonista de esta historia es el kakapo (Strigops habroptilus), una especie endémica de Nueva Zelanda que desafía casi todas las características típicas de los loros: es nocturno, terrestre y, sorprendentemente, no puede volar.
Su aspecto es inconfundible: tiene un plumaje verde amarillento con motas negras, un rostro cubierto de plumas finas que asemejan un disco facial —similar al de un búho— y unos ojos grandes que lo ayudan a orientarse de noche. Su cuerpo robusto y su andar torpe lo hacen parecer un personaje de cuento, pero detrás de su apariencia simpática se esconde una historia marcada por la supervivencia.
Características sorprendentes del loro más grande del mundo
El kakapo se destaca no solo por su tamaño, sino también por su comportamiento y sus adaptaciones únicas:
- Peso: entre 2 y 4 kilogramos, dependiendo del individuo.
- Tamaño: alcanza hasta 60 centímetros de longitud.
- Vuelo: incapaz de volar, pero excelente trepador.
- Esperanza de vida: puede vivir más de 60 años.
- Hábitat: bosques húmedos y fríos de Nueva Zelanda.
A diferencia de otros loros, el kakapo usa sus alas solo para equilibrarse o amortiguar caídas. Sus patas, fuertes y musculosas, le permiten caminar largas distancias por el suelo y escalar árboles con facilidad. Además, posee un sentido del olfato muy desarrollado, algo poco común entre las aves.
Durante la noche, el kakapo se desplaza en busca de frutas, semillas, raíces y hojas, que constituyen la base de su dieta. Y aunque su aspecto es adorable, su defensa principal frente a los depredadores es quedarse inmóvil y confiar en su camuflaje, una estrategia que funcionó durante miles de años… hasta que llegaron los humanos.
Un ave en peligro de extinción
El Strigops habroptilus es una de las aves más amenazadas del planeta. La introducción de mamíferos depredadores como gatos, ratas y armiños durante la colonización europea redujo drásticamente su población. A mediados del siglo XX, se creyó que el kakapo estaba extinto, hasta que en 1970 un grupo de científicos descubrió algunos ejemplares en el Fiordland, al sur de Nueva Zelanda.
Desde entonces, el gobierno neozelandés inició uno de los programas de conservación más intensos del mundo, trasladando a los kakapos sobrevivientes a islas libres de depredadores, como Codfish Island y Anchor Island. Gracias a ese esfuerzo, la población actual ronda los 250 individuos, todos monitoreados cuidadosamente.
El kakapo se reproduce lentamente: las hembras solo ponen huevos cada dos o tres años, y el éxito de las crías depende de la abundancia de ciertos frutos nativos, como el rimu. Este detalle hace que cada temporada de reproducción sea vital para la supervivencia de la especie.
Mirá También
Ave elefante: el pájaro más grande de la historia que llegó a medir más de 3 metros de altura
El loro más grande del mundo: símbolo de esperanza y conservación
Más allá de su rareza, el loro más grande del mundo se transformó en un símbolo nacional en Nueva Zelanda y en un ícono global de la conservación de especies. Su historia inspiró documentales, programas de estudio genético y campañas educativas sobre el impacto humano en los ecosistemas insulares.
Cada kakapo tiene un nombre propio y una historia que contar. Y aunque su futuro sigue siendo frágil, su recuperación lenta pero constante demuestra que la dedicación científica y el respeto por la naturaleza pueden cambiar el destino de una especie.
El kakapo, con su andar torpe y su mirada curiosa, sigue recordándole al mundo que la biodiversidad necesita tiempo, cuidado y esperanza para seguir existiendo.