Desde nacimientos o fallecimientos de personas célebres hasta eventos que marcaron un antes y un después, en esta nota te contamos tres hechos clave que ocurrieron un 15 de agosto en Argentina.
1904 - Se funda Argentinos Juniors
El 15 de agosto de 1904 un grupo de jóvenes fundó la Asociación Atlética Argentinos Juniors en el barrio La Paternal, en la Ciudad de Buenos Aires. El club nació de la unión de dos equipos amateurs, “Mártires de Chicago” y “Sol de la Victoria”. Desde sus inicios, buscó destacarse no solo por su desempeño deportivo, sino también por su compromiso con la formación de jugadores.
Con el tiempo, Argentinos Juniors se ganó el apodo de “Semillero del Mundo” gracias a la gran cantidad de futbolistas de élite que se formaron en su cantera. Entre ellos se encuentran:
- Diego Maradona,
- Claudio Borghi,
- Juan Román Riquelme,
- Fernando Redondo,
- Esteban Cambiasso,
- Juan Pablo Sorín.
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1988 - Julio Palmaz patenta el stent coronario
En 1988 el médico argentino Julio Palmaz, especialista en radiología vascular, patentó el stent expandible, un dispositivo que revolucionó la medicina cardiovascular. Se trata de una pequeña malla metálica que, colocada dentro de las arterias, permite mantenerlas abiertas y restablecer el flujo sanguíneo en casos de obstrucción.
El invento de Palmaz, desarrollado inicialmente en Estados Unidos pero con un fuerte vínculo a su formación en Argentina, salvó millones de vidas en todo el mundo y es considerado uno de los avances médicos más importantes del siglo XX. Su innovación le valió reconocimiento internacional y un lugar en el National Inventors Hall of Fame de Estados Unidos.
1993 - Muere Nathan Pinzón
El 15 de agosto de 1993, a los 76 años, falleció en Buenos Aires el actor, crítico y libretista Nathan Pinzón, cuyo nombre real era Natalio Garfinkel. Su trayectoria artística abarcó más de cuatro décadas y lo convirtió en una de las figuras más prolíficas del cine argentino, con más de 60 películas filmadas.
Pinzón también trabajó en teatro y televisión, y fue reconocido por sus papeles memorables en producciones como La Bestia debe morir (1952) y El Jefe (1958). Además de su labor como intérprete, se desempeñó como crítico y libretista, dejando su sello en múltiples formatos.
