Mercurio es el planeta más pequeño del Sistema Solar y el más próximo al Sol, con un tamaño, aspecto y superficie semejantes a la Luna terrestre. Presenta grandes planicies, cráteres enormes, volcanes, cordilleras, grietas y pliegues de todo tipo. Su estructura está compuesta por un setenta por ciento de metales. Tiene una atmósfera muy delgada e inestable, absolutamente diferente a la de la Tierra. Durante el día su temperatura llega a los 350 grados centígrados y desciende a 170 grados bajo cero por la noche. Es observable a simple vista, sobre todo desde el Hemisferio Sur.

Mercurio, tierra de volcanes

Como la atmósfera de Mercurio es prácticamente inexistente, los meteoritos no encontraron nada que los contuviera en su camino a la superficie. El planeta fue bombardeado intensamente durante mucho tiempo, lo que generó numerosos cráteres. Se estima que también sufrió en algún momento de su vida el choque de un planeta en formación que destruyó buena parte de su superficie.

Mercurio y el hielo

A pesar de que la temperatura media de Mercurio es muy alta, debido a su proximidad con el Sol, los científicos han observado la posible existencia de hielo en la profundidad de los cráteres. Se estima que ese agua pudo haber llegado al planeta mediante algún cometa.

Los dos amaneceres de Mercurio

Debido a que la órbita del planeta y su rotación son bastante particulares, en algunas regiones ocurren dos amaneceres en el mismo día. El Sol sale, se detiene y vuelve a esconderse, para después salir nuevamente y continuar su recorrido.

Mercurio, el planeta rocoso

Mercurio es uno de los cuatro planetas rocosos del Sistema Solar, junto a Venus, la Tierra y Marte. A diferencia de ellos posee un núcleo muy grande, que ocupa casi la mitad de su volumen. Ese núcleo tiene hierro, lo que le da una gran densidad.

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