El Canal de la Mancha es una de las vías marítimas más transitadas y peligrosas del mundo. Sin embargo, por más imposible que parezca, hay pocas personas que se animaron a cruzarlo a nado. Una de ellas fue Gertrude Ederle, la primera mujer en hacerlo en solitario.
La estadounidense estableció, en 1926, un récord que sólo sería superado más de treinta años después. Y lo cierto es que Ederle no pasó a la historia sólo por su hazaña en el paso marítimo, ya que antes obtuvo tres medallas olímpicas, allanando el camino a todas las futuras nadadoras de aguas abiertas.
¿Cuándo empezó a nadar Gertrude Ederle?
Gertrude Ederle nació en Nueva York, Estados Unidos, el 23 de octubre de 1905, hija de una familia de origen alemán. Dos episodios marcaron su vida a corta edad: sufrió de sarampión, enfermedad que le generó una sordera que se agudizaría con los años, y tuvo un accidente en un lago antes de aprender a nadar.
Por este motivo, se interesó por la natación desde pequeña, participando de distintas competencias durante su infancia y adolescencia. Para aquella época, su habilidad quedó demostrada cuando a los doce años ganó distintos torneos incluso ante competidoras adultas.
En su adolescencia y temprana adultez, estableció numerosos récords nacionales y mundiales, camino que la llevó a ser parte del equipo estadounidense que compitió en los Juegos Olímpicos de París 1924. Allí consiguió tres medallas olímpicas, según el sitio oficial de la competencia:
- Oro en 100 metros de relevo estilo libre.
- Bronce en 100 metros y 400 metros de estilo libre.
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¿En qué tiempo récord cruzó el Canal de la Mancha?
Al año siguiente de su participación en los Juegos Olímpicos, se propuso cruzar el Canal de la Mancha, algo que ninguna mujer había conseguido antes. El canal se encuentra entre el norte de Francia y el sur de la Isla de Gran Bretaña, con una anchura de entre 33 kilómetros en su punto más corto y 240 kilómetros en su punto más extenso.
El tramo más corto, de 33 kilómetros, está entre la ciudad inglesa de Dover y el Cabo francés de Gris-Nez. Desde allí, Gertrude Ederle se lanzó al mar el 18 de agosto de 1925. Luego de once horas nadando, las corrientes se intensificaron y su entrenador la tocó cuando vio que perdía fuerzas. Así, quedó descalificada, ya que una de las reglas es que nadie puede tocar al competidor hasta que este coloque ambos pies en la costa contraria.
Sin embargo, contra todos los pronósticos, lo intentó una vez más al año siguiente. A pesar de las fuertes lluvias, y de que tuvo que nadar 23 kilómetros más por las corrientes que la desviaron, llegó a Dover el 6 de agosto de 1926. A sus 19 años, consiguió dos títulos: no sólo por ser la primera mujer en hacerlo, sino por realizarlo en el tiempo récord de 14 horas y 31 minutos, superando en tiempo a los cinco nadadores que lo lograron antes que ella. En su vuelta a Estados Unidos, la recibió una multitud en Nueva York.