Carlos Finlay nació el 3 de diciembre de 1833 en la ciudad de Camagüey, en Cuba. Hijo de un médico escocés y de una madre de ascendencia francesa, creció en un ambiente donde la ciencia tenía un lugar protagónico.
Ya de pequeño viajó a Francia para continuar sus estudios y, más tarde, su familia lo envió a Filadelfia, en Estados Unidos, donde se graduó del Jefferson Medical College en 1855. De regreso en La Habana, validó su título y comenzó a ejercer como epidemiólogo y microbiólogo.
Su interés por la fiebre amarilla surgió en los primeros años de su carrera, cuando la enfermedad era frecuente en gran parte del Caribe, América y África. A mediados del siglo XIX, era un problema sanitario grave: causaba miles de muertes y su origen seguía siendo un enigma.
Finlay dedicó décadas a investigarla y, en 1881, propuso una teoría revolucionaria: sostenía que un mosquito era el transmisor de la enfermedad. Aunque presentó evidencia, la idea fue rechazada por la comunidad científica durante casi 20 años.
Los aportes de Carlos Finlay a la medicina
A pesar del rechazo inicial, Carlos Finlay continuó sus investigaciones. En 1882 volvió a presentar pruebas que desafiaban las teorías miasmáticas de la época, es decir aquellas que atribuían la propagación de enfermedades a vapores contaminados o fenómenos atmosféricos.
En su lugar, Finlay demostró que un vector biológico —el entonces llamado Culex fasciatus, hoy conocido como Aedes aegypti— era el responsable de transmitir la fiebre amarilla.
Su trabajo comenzó a ganar reconocimiento recién en 1900, cuando la Junta de Fiebre Amarilla del Ejército de los Estados Unidos llegó a Cuba para estudiar la enfermedad. El médico Walter Reed retomó los experimentos de Finlay y pudo confirmar su teoría.
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Poco después, William Gorgas implementó medidas de control basadas en sus descubrimientos. Así, gracias a la investigación de Finlay, se pudieron reducir drásticamente los contagios en Cuba y Panamá.
En reconocimiento a su trabajo, Carlos Finlay fue nombrado director de sanidad de Cuba entre 1902 y 1909. Tras su muerte, el gobierno creó el Instituto Finlay de Investigaciones en Medicina Tropical, uno de los centros científicos más importantes del país.
Por qué el 3 de diciembre es el Día del Médico
En 1953, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) estableció el 3 de diciembre como el Día del Médico en homenaje a su nacimiento. Tres años después, Argentina adoptó oficialmente la fecha y desde entonces la celebra cada año.
El objetivo es agradecer el trabajo de los profesionales de la salud, quienes cumplen roles fundamentales en la investigación, la docencia, la prevención, la atención clínica y la planificación de políticas públicas. Además, el país conmemora otras fechas relacionadas, como:
- El Día del Médico Rural, el 4 de julio, por el médico rural Esteban Laureano Maradona.
- El Día de la Medicina Social, el 12 de julio, por René Favaloro.
- El Día del Médico del Trabajo, el 4 de octubre, por Bernandino Ramazzini.