Se estrenó el 14 de febrero de 1970 y realizó numerosos viajes hasta el inicio de la década de 1990. Por antigüedad, se retiró y rápidamente se convirtió en un hogar para ejemplares de múltiples especies marinas.
La historia del barco HMS Scylla (F71) no tiene muchos puntos relevantes ya que, al igual que muchos otros de la Royal Navy, estuvo en servicio durante poco más de dos décadas y luego se retiró. Pero el dato más llamativo de la embarcación llegó con el siglo XXI, cuando se convirtió en un arrecife artificial.
Así es. Tras navegar el planeta en repetidas oportunidades y completar diversas misiones, en la que sufrió daños en más de una oportunidad, el navío se hundió intencionalmente para convertirse en el hogar de múltiples especies marinas.
Hoy, aunque no se puede explorar su interior, está permitido descender hasta su ubicación, 24 metros por debajo de la superficie del agua.
Tras la solicitud de una fragata de clase Leander de manga ancha que el Almirantazgo británico realizó en 1966, la construcción del barco comenzó en el Astillero Real de Devonport, en Plymouth, Inglaterra, el 17 de mayo de 1967.
Rápidamente, el navío se botó el 8 de agosto de 1968 y, luego de los últimos ajustes, empezó a circular por el planeta a partir del 14 de febrero de 1970. Es decir, hace más de 55 años.
Durante las siguientes décadas, el HMS Scylla (F71) recorrió el planeta, presenció numerosas batallas, sufrió roturas y se remodeló. Finalmente, ante la aparición de máquinas más modernas en el cierre del siglo XX, su retiro se concretó en diciembre de 1993.
Luego de 11 años, el HMS Scylla (F71), que en su época dorada tuvo un desplazamiento de hasta 3.200 toneladas, volvió a la portada de todos los medios de Europa.
Esto ocurrió porque, cuando el Acuario Marino Nacional lo compró por 200.000 libras, el 27 de marzo de 2004, rápidamente lo hundió, de forma intencional, frente a la bahía de Whitsand, Cornualles, Inglaterra, con la intención de convertirlo en un arrecife artificial (el primero de este tipo en Europa).
Así, el barco de 113,4 metros de largo, que durante décadas pudo desarrollar una velocidad máxima de 52 kilómetros por hora y lograr una autonomía de hasta 8.500 kilómetros, se desplazó hasta el fondo marino, a 24 metros por debajo de la superficie.
Tres meses después de la creación de este arrecife artificial, distintos puntos del HMS Scylla (F71) presenciaron la llegada y la permanencia de anémonas de mar , mejillones y vieiras. Luego, también se sumaron ejemplares de erizos y estrellas de mar.
Con el paso de los años, la estructura del buque quedó completamente bajo un manto de naturaleza. Así, para 2021 ya era un arrecife artificial de gran tamaño, hogar de más de 250 especies.
Quienes deseen conocerlo, deben tener amplios conocimientos en buceo. Además, hay que recordar que desde 2014, por decisión del Acuario Marino Nacional, no está permitido ingresar al barco. Es decir, solo se puede contemplar a la distancia.
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